En el actual edificio de tres plantas del número
ocho de la calle de Martínez, que hoy ocupa la zapatería infantil GODY, se
halló hasta el treinta y uno de diciembre de 2014 la malagueñísima ferretería El
Compas, comercio que abrió sus puertas al público el año de 1921 el industrial D.
Luis Barbado Madueño, un cordobés de Montoro que se trasladó a Málaga buscando
otros horizontes, comenzando su carrera profesional y de éxito trabajando duro en la ferretería de Temboury,
que se hallaba situada en la calle Liborio García, esquina a Marqués de Larios,
6.
Eran unos tiempos en los que muchos trabajadores vivían y dormían en el mismo local en que trabajaban y donde en demasiadas ocasiones se trabajaba incluso los domingos por la tarde.
Su valía y profesionalidad alcanzaron altos
niveles y su nombre gran reputación, tan es así, que su fama de hombre
trabajador, honrado y profesional llegó a oídos de José Guerrero, dueño de la
ferretería del mismo nombre situada en el número 12 de la calle del Marqués de
Larios, esquina a la calle de Martínez, ocupando una buena parte de la fachada
de esta última calle, quien no dudó en ofrecerle ser el encargado principal de
su ferretería, su mano derecha, siendo ahí el lugar donde, definitivamente,
terminó de aprender las artes y entresijos del negocio y al cabo de un tiempo,
animado por sus conocimientos en la materia, por su espíritu emprendedor y por
los deseos de crear su propia empresa, se decidió a instalarse por su cuenta y,
así, tras patearse el centro de Málaga y las calles más comerciales y
transitadas, dio con el local idóneo: el edificio número veinticuatro de la
calle de Martínez -entonces llamada de Castelar- y tras las oportunas
gestiones, el treinta y uno de agosto de 1921 formalizó el contrato de
arrendamiento del citado inmueble de la calle de Martínez, arrendamiento
llevado a cabo con el propietario del edificio, D. José Gálvez Ginachero, por
el importe de 3.720 pesetas anuales. El
inmueble constaba de dos plantas y un bajo.
Este local había sido ocupado en 1920 por la
Sociedad Hispano-Americana Irureta y Cía., pero que por desavenencias con el
Sr. Gálvez Ginachero lo abandonó.
Una vez en sus manos el edificio, acondicionó
las dos plantas superiores como vivienda para la familia, trasladándose de
donde hasta entonces vivieron, en la calle de Sánchez Pastor y el local lo acondicionó a propósito para la
actividad de ferretería al por menor, al que le puso por nombre El Compás, con
espacio suficiente para tener mostrador al público y almacén. Como curiosidad,
decir que, por sorprendente que parezca, la cocina estaba en el segundo piso.
Tenía a su izquierda, en el número
veintidós, por vecino al sastre D. Juan de la Cruz Moreno Rada y, a su derecha,
en el número veintiséis, al laboratorio de Caffarena.
Aquí estuvo prestando un esmerado servicio de
calidad y atención al público, tanto al de Málaga capital como al que de la
provincia venía a proveerse de diversos productos, entre ellos, lógicamente,
los de ferretería, pues su ferretería llegó a ser bastante popular, pues aparte
de la calidad y la buena atención al cliente, se promocionaba y gastaba
bastante dinero en hacerse publicidad, tanto en guías de Málaga -lo que hizo durante
varios años-, como en la prensa diaria.
Pero ¡ay!, los españoles se vuelven locos y
el dieciocho de julio de 1936 inician una lucha fratricida que afecta a toda la
sociedad, no quedando, lógicamente, Málaga al margen de este conflicto. En el
transcurso de un bombardeo llevado a cabo por la aviación del bando nacional el
dos de enero de 1937, una bomba cayó sobre el edificio en que se hallaba,
dejando destruido el edificio, quedando solo en pie, pero en ruinas, alguna
parte de la planta baja, o sea, de la ferretería. También quedó destruido el
edificio de atrás, que ocupaba el hotel Fornos, de D. Miguel Palomino, que
ocupaba el número seis de la Alameda da Alfonso XIII, hoy Alameda Principal.
No les pasó nada a la familia, pues resulta
que al no demasiado tiempo de empezar la guerra y debido a los problemas de
salud de D. Luis, el médico le había recomendado que se trasladase a un lugar
de mejores aires, un lugar más acorde a su estado de salud, recomendándole para
ello el campo, de modo que la familia se trasladó a vivir a la Colonia de Santa
Inés, donde tenían una casa, llamada Quinta María y estando allí fue cuando
calló la bomba que destruyó el edificio.
No tardó D. Luis en tener conocimiento del
suceso y a pesar de sus dolencias fue a ver las consecuencias y una vez ante lo
que fue su casa y negocio pudo comprobar que no quedaba casi nada en su sitio,
pues tras el bombazo vinieron los amigos de lo ajeno a llevarse cuanto
pudieron, dejando el almacén vacío, debiendo empezar la familia, como quien
dice, desde cero.
De inmediato, empezó las gestiones para
buscar un local donde establecerse de nuevo, pues no estaba dispuesto a dejarse
vencer después de tantos años de desvelos y trabajos, pero no quiso la suerte
que viera de nuevo en marcha su negocio, pues debido a sus problemas de salud,
y suponemos que el mal trance pasado por la ruina sobrevenida, falleció de una
arterioesclerosis a las seis horas del treinta y uno de enero de ese mismo año
de 1937, veintinueve días después de la maldita bomba.
Fallecía, pues, a los sesenta y siete años
de edad, siendo enterrado en el cementerio de San Miguel. Era hijo de Luis y de
María. Otorgó testamento ante el notario D. Juan Marín Sells.
A mediados de octubre de 1938, sus hijos, D.
Miguel, D. José y D. Emilio Barbado
Páramo, habidos de su matrimonio con la señora Dª. Carmen Páramo Carvajal, tomaron
en arrendamiento un espacioso local que ocupaba los bajos de los números 6 y 8
de la misma calle Martínez y desde entonces hasta su cierre definitivo ahí ha
estado radicado, aunque se le estuvieron cobrando las rentas del número 24
hasta 1941, suponemos que hasta enero o febrero. El Ayuntamiento, por su parte,
dio orden de que se demolieran las paredes ruinosas y calcinadas de lo que
quedaba del edificio
Durante el transcurso de ese tiempo, D. José
vendió a sus hermanos de forma indivisa
y la mitad a cada uno su parte de la ferretería, el primero de febrero
de 1941, y en 1974, debido a una diferencia de criterio entre los titulares en
ese momento, el negocio se dividió en dos, quedando la parte del edificio
correspondiente al número 8 de la calle en manos de D. Luis Barbado Gregori,
hijo de D. Miguel y su último propietario, y la parte correspondiente al
edificio número 6 de la calle en manos de su primo D. Carlos Barbado, hijo de
D. Luis, quien cerró en 1987 o 1988, fecha en que echaron abajo el edificio,
junto a los número dos y cuatro, siendo ocupado el solar resultante por el
edificio que hoy existe como número dos.
Y así hasta el pasado día 31 de diciembre de 2014, día en el que el nieto del
fundador, D. Luis Barbado Gregori, y su esposa, Dª Amparo, echaron
definitivamente el cierre por jubilación, pues ninguno de sus hijos lo
continuará al haber orientado sus vidas hacia otros menesteres.
Punto final a 93 años de historia de un
comercio tradicional de Málaga.
Algunas
curiosidades al respecto de D. Luis Barbado Madueño o de la ferretería son:
- en el año de 1930 su teléfono era el 2690,
- el primer artículo que se vendió en la
ferretería fue un cuchillo jamonero, y el primero que decidió dejar de vender fue las
máquinas de afeitar burros y ello a raíz de cierto suceso ocurrido con un
individuo,
- la familia de D. Luis era originaria de un
pueblo cercano a Burgos. En 1868, al estallar la guerra que tuvo como
consecuencia que la reina Isabell II abandonara el trono y marchara al exilio,
en una de las levas que se hicieron para engrosar al ejército realista, se
personaron individuos del Ejército para reclutar al padre de D. Luis, también
de nombre Luis,
Se daba la circunstancia de que era el mayor
de los hermanos y ante esto le hizo a su padre el razonamiento de que al ser él
el mayor y, por tanto, heredero de la hacienda y bienes de la familia, debería
pagar la redención para librarse de ser reclutado.
Pero no contaba con que su padre tenía otros
planes. Una hermana de Luis iba a profesar como monja e ingresar en un convento
y su padre había determinado que pagar la dote correspondiente era más
importante que pagar la redención de Luis. Por tanto, Luis marchó al frente.
Quisieron las circunstancias que se hallara
en la Batalla del Puente de Alcolea, en la provincia de Córdoba, donde recibió
una herida de cierta importancia, siendo evacuado del campo de batalla y
trasladado a la cercana localidad de Montoro, donde se recuperó y donde conoció
a la que sería su mujer.
Luis hizo de Montoro su nuevo hogar,
poniéndose a trabajar y donde tuvo sus hijos, entre ellos a D. Luis Barbado
Madueño, el personaje de este trabajo,
- uno de los colores de la fachada durante muchos años fue el verde manzana.
- uno de los colores de la fachada durante muchos años fue el verde manzana.
A modo de
árbol genealógico:
IHPMalagueñas
Málaga - 2017
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