Suponemos que no debía
ser de familia hidalga, pues ingresó en el ejército en calidad de artillero el
primero de noviembre de 1752, ascendiendo a cabo segundo el siguiente dieciocho
de octubre de 1754.
Desde 1752, los
moros estaban hostigando la plaza de Ceuta, rechazando los españoles todos los embates,
consiguiendo a finales del año siguiente destrozar de manera contundente este
asedio, y aunque a finales de diciembre de 1753 los moros se rindieron, estos
continuaron realizando incursiones contra la plaza, hallándose nuestro hombre
en la defensa a partir del año siguiente de 1754.
En febrero de
1757 asciende a cabo primero y el siguiente veintiocho de octubre de 1760
promociona a sargento y con este empleo se halló en la campaña de Portugal,
teniendo parte en la rendición de Miranda del nueve de mayo de 1762, en la toma
de Almeida del siguiente veintisiete de agosto y en la sorpresa de Mirabella.
El veintisiete
de diciembre de 1775 asciendo al empleo de subteniente y tras varios años de buen
y continuado servicio, asciendo el tres de septiembre de 1774 teniente de
artillería, tras veintidós años de servicios.
En el desempeño
de este empleo, en febrero de 1775 se halló en la defensa del Peñón de Vélez de
la Gomera, que estaba siendo sitiado por fuerzas marroquíes. Puesto a las
órdenes del gobernador del Peñón, Florencio Moreno Sabala, cumplió a la
perfección con su cometido, acompañado de una numerosa tropa de infantería,
alguna de marinería y más de cien confinados agregados a las armas, además de
la compañía fija del Peñón y los individuos de la artillería allí desplazados,
como nuestro Salvador del Toro, quien permaneció en la plaza hasta 1776, probablemente
hasta julio.
Peñón de Vélez de la Gomera (Archivo General de Indias) |
Tras estos
acontecimientos, en 1778 se le confiere la tenencia de una compañía de
artillería en La Habana, recibiendo permiso de embarque para aquella plaza el
seis de mayo de 1778, lo cual hace en junio del año siguiente en la fragata
comercial San Rafael, acompañado de un criado.
Una vez en La
Habana, es de los que son destinados a ponerse a las órdenes del ejército de Bernardo
de Gálvez para las operaciones que se iban a desarrollar en el sureste de los
actuales Estados Unidos, y a pesar de sufrir el incidente de un naufragio, se
halló en las trincheras y baterías que ayudaron a poner sitio y tomar la ciudad
de Mobile, que cayó entre el seis y el nueve de marzo de 1780.
Después de esto,
pasó a la ciudad de La Habana, desde donde el dieciséis de octubre zarpó rumbo
a Pensacola en una armada compuesta por siete navíos de línea, cinco fragatas y
varios barcos más, pero con la mala suerte de que se desató un tremendo
temporal, hundiendo la nave en la que nuestro hombre se hallaba, aunque
consiguió salvarse nadando hasta la costa.
Formada una
segunda expedición, a finales del mes de febrero de 1781 y hallándose
encuadrado en la división de artillería del mando del Teniente Coronel Vicente
Risel, se procedió a la conquista de Pensacola, lo que felizmente se consiguió,
y por sus excelentes servicios y profesionalidad, el veintinueve de agosto de
ese mismo año obtuvo su ascenso a capitán de artillería.
En agosto de ese
mismo año, recibe su patente de capitán.
No acabó ahí su
acción militar en América, pues poco después formó parte de la expedición
destinada a asediar y tomar las plazas de Natchez, cuya población se había
rebelado contra la guarnición española, Batón Rouge y Apalache y tras estos
acontecimientos, en febrero de 1782 pasó a La Habana y de ahí al Guarico, donde
Bernardo de Gálvez estaba organizando un ejército con la idea de recuperar para
España la isla de Jamaica, lo que no pudo ser por falta de los hombres
necesarios para esa empresa, a lo que sumar que los franceses que iban a
acompañar en la expedición se retrasaron y la escuadra que debía participar en
la empresa se topó con otra escuadra inglesa y fue derrotada. Si a esto le
sumamos la firma de la paz con Inglaterra, pues se acabó la aventura de
recuperar Jamaica, regresando a La Habana a mediados de mayo y de ahí a España.
Una vez en
España, continúa desempeñando su trabajo con actividad y buen hacer, lo cual le
vale para que primero en abril de 1791 sea graduado de teniente coronel y que
exactamente dos años después, en abril de 1793, se le ascienda a teniente
coronel vivo de artillería.
No terminó la
actividad guerrera de nuestro malagueño, pues tras esos diez años de
tranquilidad en la Península, al iniciarse en marzo de 1793 la Guerra del
Rosellón, fue destinado al ejército de aquella región y con él y al mando de la
artillería de vanguardia, asistió a la batalla de Masdeu, librada el diecinueve
de mayo, a la toma de Argeles tres días después, así como en el ataque dado
sobre las baterías situadas en Puig de Oriol el siguiente treinta de junio y en
la contención del ataque general que realizaron los franceses a finales de julio
y que culminó en el ataque a Perpiñán del ocho de agosto, donde nuestro hombre, Salvador de Toro, se distinguió de
forma sobresaliente, pues junto al Capitán Vicente Ortuza, y los Tenientes
Manuel Quitos, Manuel Sánchez y Joaquín Acosta sirvieron el fuego de cañón y
obuses con un enorme acierto, demostrando su celo, profesionalidad y pericia.
Lo
malo es que hallándose defendiendo la plaza de Figueras, tuvo la mala suerte de
ser hecho prisionero por los gabachos al capitular dicha plaza a final de
noviembre de 1794, recobrando la libertad al año siguiente, para encontrarse
con que sería sometido a un consejo de guerra en Barcelona, ordenado por Real
orden de Fernando VII, con fecha de ocho de septiembre de 1795, para depurar
responsabilidades entre los oficiales -entre ellos Salvador- que participaron en la junta que el
anterior veintiséis de noviembre decidieron la capitulación y entrega de la
fortaleza de San Fernando.
Castillo de San Fernando, Figueras. |
Pasado el mal
trago de su acusación y arresto, tiene la felicidad de ver que no solo sale de
prisión, sino que en ese mismo mes de enero recibe la patente de coronel de
artillería y con ella, pasa a Málaga en calidad de comandante de la artillería
de esa provincia, donde ya en octubre de 1802 recibe el ascenso a brigadier,
asumiendo el mando del tercer regimiento de artillería, con destino en Sevilla,
donde le sorprendió la muerte al año siguiente, el cuatro de julio de 1803.
Estaba casado
con Teresa García y Toro, probablemente su prima.
IHPMalagueñas
Málaga - 2020