Tras
una intensa labor de vigilancia por parte de los barcos de la Real Armada, en
junio de 1782 se logró apresar un barco pirata que había estado haciendo enorme
daño al comercio marítimo en las costas malagueñas, pues asaltaban barcos,
robaban la mercancía y cometían violencia contra las tripulaciones y pasajeros.
La captura no fue sin lucha y después del combate cuerpo a cuerpo quedaron vivos tres piratas, los cuales, cargados de hierros, fueron llevados al puerto de la
capital malagueña y puestos a disposición de la Justicia, la que dictó
sentencia de condena a muerte, siendo puestos en capilla el cinco de julio: la
condena fue la muerte por horca y posterior decapitación y exposición de sus
cabezas en diferentes puntos de la ciudad.
Los nombres de los piratas eran: Ams Fisson,
danés, de quien se sabía que era muy sanguinario y con mucho ascendente sobre
sus compañeros de fechorías. John Gorma, estadounidense. Por último, Cornelius
Estorf, holandés, quien llevaba a cabo sus crímenes usando el nombre de James
Rodi.
Eran protestantes, pero al estar en capilla hicieron abjuración
completa de religión y proclamaron la fé católica, confesándose con
edificación, recibiendo la Eucaristía de manos de respetable sacerdote.
Entre
las once y las doce de la mañana del seis de Julio, fueron conducidos desde la
cárcel hacia el patíbulo, que se hallaba situado en la playa, junto a Puerta del Mar, siendo acompañados por las Hermandades de la Santa Caridad y de
San Juan Degollado, por el Alguacil Mayor, por varios Padres de la Congregación de
San Felipe Neri así como por una nutrida escolta de infantería y caballería. Uno
de los condenados iba en un burro y los otros dos a pie.
La
Hermandad de la Santa Caridad, como era su costumbre, se quedó a distancia, no
presenciando la ejecución, costumbre que venía desde 1701, cuando al ahorcar un
criminal en Cádiz se rompió la cuerda y los hermanos de la Caridad recogieron
al reo, lo trasladaron a su hospital y se negaron a entregarlo a la Justicia,
tras lo cual, se formó proceso y se ordenó que desde entonces al consumarse la
ejecución estuvieran los hermanos a distancia del patíbulo.
La
horca se levantaba, como se ha dicho, en la playas, siendo ejecutado primero Fisson, luego Gorman
y en último lugar, Estof. Los cadáveres permanecieron expuestos hasta las cuatro de
la tarde con guarda de soldados y la asistencia de Hermanos de la Santa Caridad.
A esa hora retornó el verdugo, los desató y les cortó las cabezas, entregando
los cuerpos a los Hermanos de la Caridad, según había ordenado el Alguacil
Mayor.
Las
tres cabezas fueron metidas en jaulas de hierro y se colocaron, una en la playa
de San Andrés, no muy lejos del convento de los Padres Carmelitas, otra en la
Puerta que daba salida al Muelle Viejo y la tercera en la playa de la Caleta, a
la vista del camino de Velez-Málaga.
La
Hermandad de Caridad recordando a las autoridades los precedentes de la
ejecución de 1695, obtuvo licencia para recoger dichas cabezas, que solemne y
cristianamente llevó a San Julián,
dándoles sepultura en la capilla de los Ajusticiados, que era la del Santísimo
Cristo del Consuelo.
IHPMalagueñas
Málaga - 2018
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