Historia Provincial Malagueña

Amigos visitantes, con estas páginas que siguen pretendo dar a conocer un poco de la riquísima y variada historia del paisaje y del paisanaje de la siempre sorprendente provincia de Málaga.

Espero que les aproveche y gracias por acercarse a estas líneas.

jueves, 30 de julio de 2020

ANTIGUA TORRE DEL RÍO


 En el plano podemos ver señalada donde se hallaba la Torre del Río

   Ya hemos visto que la torre parece ser que se construyó en 1506 por mandado del obispo de Málaga.

   No será hasta 1571 que no tengamos otra noticia y es la que nos dice que en la visita realizada ese año por Luis Machuca y Antonio Berrio, estos hablan de una estancia y no de una torre, posiblemente debido a que la torre estuviera en estado defectuoso o hubiera sufrido alguna fractura en su fábrica, por lo cual se ordenó su reconstrucción a Gaspar de Avendaño, quien cobró por las obras mil cien ducados, la cual para diciembre de 1575 se hallaba a la mitad de la bóveda, lo cual sugiere que se terminaría en los meses siguientes

   Habrá que esperar a 1726 para volver a tener noticias de este edificio, cuando Bartolomé Amphoux informa que necesita reparos, recalzar una parte, hacerle un suelo de hormigón, revocarla por fuera, ponerle una puerta, etc., presupuestándolo en cuatrocientos veinte reales de vellón.

   En un informe anónimo de 1759 se indica que necesita de un lugar común, algunos repellos y diversos recalzos, presupuestándolo en doscientos reales de vellón.

   En 1762, Antonio María Bucarelli dice en el informe que realizó que estaba a un cuarto de legua del mar y que no interesaba mantenerlo porque lo consideraba inútil, de modo que aconseja su abandono y proponía construir una nueva en la playa habilitada para soportar dos cañones de a veinticuatro libras, lo cual presupuestó en ocho mil escudos.

   Esta idea se vio ratificada en 1765 cuando Esteban de Aymerick señala un nuevo emplazamiento donde ubicar la nueva torre, a la que se la dotaría con dos cañones de a veinticuatro libras, obras que Juan de Urbina presupuestó en cien mil reales, aunque parece ser que este proyecto no llegó a buen puerto, pues en 1773 vemos como se propone uno nuevo, según informa Ramón de Navas, en el cual ahora se habla de construir una torre-reducto, dándole el contrato  a Santiago de Tarsis.

   Todo debió quedar en agua de borrajas, pues al año siguiente Francisco Gozar dice que la torre debe demolerse y edificar una nueva habilitada para dos cañones de dieciséis o de veinticuatro libras, volviendo a nombrar a Santiago de Tarsis como constructor.

   Desconozco si se llevó a efecto la construcción, pero por una noticia de diciembre de 1781 se sabe que estaba en buen uso y que en 1783 necesitaba una buena mano de cal y una  para la puerta.

   El 1803, Felipe de Paz la define como torre solo apta para hacer señales y después de esto ya no hay más noticias de relevancia hasta 1857, que Miguel Herrera García expone que no era necesaria para formar parte como estación de la red de telégrafos que se estaba proyectando implantar.

   Por este Herrera sabemos que en ese momento se hallaba situada a más de medio cuarto de legua, es decir como a un kilómetro y medio de la playa y que esa distancia la inhabilitaba para ejercer la función para la que fue construida, aparte de que se hallaba en mal estado. Añadía que era forma cilíndrica y con una circunferencia de treinta varas, es decir, 27, 077 metros, prácticamente ocho metros de diámetro, teniendo posiblemente entre diez u once metros de altura.

   El paso del tiempo y los cambios en la defensa de las costas determinó que fuera poco a poco cayendo en el abandono, aunque no obstante todavía en 1945 apareció un informe sobre ella. Es probable que fuera vendida cuando el Estado puso en venta inmuebles de este tipo en el último tercio del siglo XIX.

    La fuerte presión urbanística en la zona y las modificaciones realizadas en la desembocadura del Guadalhorce acabaron definitivamente con ella, quedando tan solo su recuerdo en los libros y periódicos.

Noticias sobre su dotación

   La primera noticia que he encontrado sobre esta torre está fechada en 1511 y habla sobre donde deben ir a dormir los torreros:

   "Otrosy en la torre de los Molinos a de aver tres ombres el uno que este contino estante por atalaya en la dicha torre y el otro que baya a dormir cada noche por escucha, a la torre bermeja con la otra guarda que viene de torrequebrada y otro dia de mañana buelba vuelva haziendo su atajo hasta la dicha torre y el otro que vaya a dormir cada noche por escucha a la boca del rio Guadalquibilejo y otro dia de mañana vuelva haziendo su atajo hasta la dicha torre de Molinos; estos a de poner la çibdad o quien yo mandare; aseles de pagar veynte e cinco maravedies cada dia a ada uno de ellos la paga de los moros.

   En 1571 la torre o estancia contaba con una dotación de dos guardas.

  En noviembre de 1763, Juan de Urbina dice en su informe tras su visita de inspección que contaba con dos torreros y que estos disfrutaban de seis fanegas de tierra de secano. Al año siguiente, se publicó un Reglamento por el cual se determinaba que debía tener un cabo y tres torreros de dotación.

   En 1803 había un cuerpo de guardia en los alrededores.

   En 1830, Mauricio Rodríguez de Berlanga informa que la torre cuenta con una dotación de un cabo y tres torreros, a lo que añadir que según Miguel de Santillana en 1849 disfrutaban estos de catorce fannegas de tierra para su consumo.

Noticias en torno a la torre

   La única noticia que he encontrado una noticia data de 1886, la cual se desarrolla en un cortijo llamado Torre del Río, donde el sábado diecisiete de abril ocurrió un enfrentamiento entre carabineros, guardia civil y contrabandistas, siendo apresados siete de éstos últimos y aprehendidas varias cargas de tabaco después de sostener un intenso tiroteo.  

   El llamarse el cortijo  Torre del Río sugiere que la torre entonces se hallaba en una propiedad.

NOTA: La imagen de la torre es a modo de ejemplo, solo para ilustrar el artículo, no es la torre en cuestión. Ha sido tomada de internet y es una pintura original al óleo sobre papel especial. Torre vigía nº 4. No se puede usar la imagen con fines comerciales, económicos, de propaganda ni para ningún fin crematístico.

IHPMalagueñas 

Málaga - 2020 

viernes, 10 de julio de 2020

JUAN DE OVANDO SANTARÉN. MILITAR Y POETA. 1624-1706.

   Juan de Ovando Santaren Gómez de Loaisa y Rojas nació en la ciudad de Málaga el año de 1624, siendo bautizado el dieciocho de enero, al parecer en la iglesia parroquial de Santiago. Era hijo de Esteban de Ovando.

   De su aspecto físico, sabemos que era de mediana estatura y rubio, de frente bastante despejada, párpados caídos, nariz median a y gran boca, cuello normal, grandes bigotes, entrado en carnes, piernas normales, no zambas, diestro.

   Estudió Latín y Humanidades en la Universidad de Granada y a lo largo de toda su vida fue un gran lector y estudioso, no solo de autores españoles, sino que también portugueses, italianos, latinos y franceses, pues dominaba todos esos idiomas. Fue un hombre de su época, donde se combinaban las armas con las letras, la sangre con la religión.

   No sabemos con qué edad ingresó en el ejército, pero si sabemos que se halló con el empleo de capitán en Nápoles cuando este reino se alzó contra Felipe IV, suceso que ocurrió en 1647 y conocido como revuelta de Massaniello. Estuvo a las órdenes del virrey y capitán general de Nápoles Íñigo Vélez, conde de Oñate, a quien le dedicó un soneto, en el que le denominaba Alcíades, en elogio a sus proezas.

   En 1650, es recibido por caballero de la Orden de Calatrava.

   Es posible que tras cesar el conde de Oñate, pasara a estar a las órdenes de Juan de Mauleón, conde de Castrillo, al ocupar este la capitanía general. Al parecer, regresó a España en 1652, pues para 1653 le vemos concurriendo a unas fiestas literarias aquí en la Península.

   En 1656, al cesar en el cargo de capitán de la compañía de milicias de la ciudad de Málaga D. Martín de Moxica, fue propuesto por parte del alférez, sargentos y cabos de dicha compañía nuestro Juan de Ovando, propuesta que fue aceptada por Felipe IV. Ocurría su nombramiento en momentos en que la compañía debió acudir frecuentemente a situaciones de adversidad desempañando Juan, al parecer, la capitanía con bastante acierto y eficacia.

   Se tiene constancia de una de las ocasiones en que demostró sus dotes militares en la defensa de Málaga, cuando el veintiuno de julio de 1656 -otras fuentes hablan que fue en marzo- se plantaron frente a la ciudad cinco buques y un brulote ingleses, los cuales consiguieron prender fuego y dejar fuera de combate a tres barcos, dos galeras -una genovesa y otra siciliana- y un barco de menor tonelaje.

   Rompieron el fuego los ingleses contra la ciudad con un fuerte y constante bombardeo, consiguiendo dañar algunas casas y a la catedral, tras lo cual, ante la pasividad del gobernador, el marqués de Mondéjar, consiguieron entrar en el puerto y procedieron a desembarcar, entablándose una recia lucha entre invasores y los defensores al mando del Capitán Diego García Montañés, quien tuvo la mala fortuna de ser herido con resultado de muerte, logrando los ingleses  avanzar en su intento de invasión por algunas de las calles de la ciudad, logrando clavar cinco cañones e inutilizar bastante munición.

   No obstante esto, la ciudad se batió heroicamente, logrando rechazar el ataque, siendo el capitán Juan de Ovando de los que más se distinguió en la defensa y expulsión de los piratas. No obstante esto, lo que se puso de manifiesto fue lo mal defendida que estaba Málaga, falta de recursos -y los que había eran de pésia calidad- y de tropa entrenada.

   El año de 1659, contrae matrimonio con Agustina Rizzo Méndez de Sotomayor, la cual era  sobrina-nieta del que fuera secretario de María Estuardo, David Rizzi. Al parecer, el matrimonio tuvo tres hijas, falleciendo Agustina en 1664.   


   En 1670, vuelve a contraer matrimonio, en Antequera, esta vez con Rosa María de Negro y Lomelín, rica dama descendiente de la familia de los duques de Génova y con quien, al parecer, tuvo dos hijos.

   Al unísono con su profesión militar, corre pareja su afición a la poesía y la literatura, creando varias obras de interés que publicó en años sucesivos. Al parecer, su primera poesía dada a conocer al público, la realizó el año de 1642, dedicada al rey Felipe IV y en la cual celebraba la maestría de este monarca en el arte ecuestre.

   También se conocen buen número de versos latinos suyos, sobresaliendo de entre ellos  uno á San Ignacio, otro titulado A la presencia de Nuestra Señora de la Victoria, un Elogio á una obra que en honor de la Purísima compuso D. Pedro Gómez de Molina, otro a Ntra. Sra. de la Soledad y varios epigramas.

   El año de 1663, publica Juan la que sería su obra cubre como poeta, titulada Ocios de Castalia en diversos poemas, dedicados al Excmo. Sr. D. Juan Gaspar Enriques de Cabrera, Grande Almirante de Castilla, Duque de Medina de Rioseco, etcétera, compuestos por don Juan de Ovando Santaren Gómez de Loaysa, Caballero de la Orden Militar de Calatrava, capitán de infantería por Su Magestad, (q. D. g.) de una, de las compañías de la milicia de la ciudad de Málaga.

   En 1665 publicó la elegía en memoria de su esposa fallecida Poemas lúgubres.

   Concurrió a bastantes certámenes poéticos y literarios a lo largo de su vida, obteniendo en más de una ocasión reconocimiento y laureles a su producción escritora. Algunos de sus escritos realizados ya en la madurez de su vida son los siguientes:

   - Dignissimo panegyrico que canta Apolo al Muy Excelente Señor D. Juan Francisco de la Cerda... Duque de Medina-Celi etc, de 1681,

   - Villancicos para la festividad de la Concepción, de 1682, que tuvieron continuación en dos nuevos tomos en 1684 y 1685.

   - Orfeo Militar cuya belicosa música celebra los felices triunfos que en la segunda guerra de Viena y Buda, han alcanzado contra el Sultán del Asia, las Imperiales Armas del César Leopoldo Primero, Rey de Romanos, Bohemia, Ungria, Dalmacia, Croacia y Esclavonia y Grande Emperador de Alemania, de 1688, una sentida exaltación al heroísmo del ejército cristiano durante el cerco de Viena y Buda por los turcos.

   Desde entonces hasta su muerte, escribió algunas obra de variada temática, la inmensa mayoría borradores, de entre las que destacaremos las siguientes:

-  Afectos contritos de un soldado en la hora de la muerte.

- Catálogo Real Genealógico de España y de casas antiguas solariegas y otras hazañas dignas de memoria.

- Historia de los Geseones.

   Otorgó testamento el dieciséis de octubre de 1702 y el 11 de mayo de 1706 muere a la edad de ochenta y dos años. Aunque no se tiene la documentación que lo confirme, es bastante probable que fuera enterrado en la iglesia de la Victoria, en la bóveda de la capilla del lado de la Epístola, donde tenía enterramiento propio.

   Su hija Rosa María Ovando y Negro contrajo matrimonio con el coronel José Carranque Bustillo y Aranda, malagueño.

   Quien desee ampliar conocimientos sobre su estilo y producción literaria, lo puede hacer en la siguiente dirección de internet:


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