Historia Provincial Malagueña

Amigos visitantes, con estas páginas que siguen pretendo dar a conocer un poco de la riquísima y variada historia del paisaje y del paisanaje de la siempre sorprendente provincia de Málaga.

Espero que les aproveche y gracias por acercarse a estas líneas.

domingo, 14 de enero de 2018

SALVADOR RUEDA SANTOS. UNA POESÍA.


   Como todo el mundo sabe, Salvador Rueda Santos nació en la localidad de Benaque, cercana a Macharaviaya, el tres de diciembre de 1857 en una familia de jornaleros.

   Tras realizar sus estudios primarios y tener una formación autodidacta basada en sus muchas lecturas y la observación, desempeñó muchos trabajos y dedicó su vida a una pasión: la poesía, que cultivó hasta el día de su muerte, la cual ocurrió en Málaga, el primero de abril de 1933, librándose, así, del amargo cáliz de la guerra fratricida que comsumió a España.

   Está considerado como el precursor del movimiento llamado Modernismo y hoy, desde estas páginas, queremos recordarlo con una poesía suya:

 FLORES DE ALMENDRO

Randa de flores de almendro,
Tul de corolas risueñas,
Calado de ojos de plata
Que á la luz no parpadean:
Sois joyeros del rocío
Que en vuestros pétalos tiembla
Al caerse de los labios
De la tibia primavera.
Como una fecunda virgen
Que al andar gérmenes siembra.
Viene del lado de Oriente
Con su enrona de estrellas.
Su mano de sol, tendida
Ante suimagen esbelta,
Toca el árbol y lo cubre
De sutilísimas yemas;
Roza la tierra y la viste
De verde y tupida felpa;
Toca al pájaro y lo enciende
En arpegios y en cadencias;
Mece el nido, y lo revive;
Mueve el ramo y lo despierta:
Al lago mira y lo azula;
Mira al monte, y lo deshiela;
Respira y llena los aires
De entremezcladas esencias;
Anda, y dejan sus pisadas
Florecidas las praderas.
En torno de ella, espirales
De mariposas revuelan,
Y á su paso abren las rosas
Y los claveles revientan.
Sus dedos de sol, enrubian
Del niño la cabellera,
Y remueven del anciano
Las cenizas, aún no muertas.
Llenan de sueños de oro
Las frentes de los poetas,
Y de los sabios fecundan
Las descarnadas ideas.
Todos los ojos la siguen,
Todos los labios la besan,
Y todos los corazones
De gozo, al mirarla, tiemblan.
Ella, riente y sencilla,
Llenas las sienes de estrellas,
Vertiendo florea de almendro
Como una visión se aleja;
Y al transponer las distancias,
El alma humana contempla,
Llenos de amor y de vida
El mar, el cielo y la tierra.

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