Hijo de Luis de Narváez y de Rojas y de Catalina de Narváez Mendoza.
Fue regidor perpetuo de la ciudad de Antequera y el undécimo alcaide de Antequera, obteniendo este último cargo entre 1603 a 1629, sucediendo en dicho cargo a su tío Rodrigo de Narváez.
No tuvo descendencia, por lo que le sucedió en el cargo su primo Rodrigo de Narváez y Rojas, alférez mayor de Antequera.
En 1603, hizo un servicio económico a la real hacienda de cuatro mil quinientos ducados para la fabricación de navíos, apresto para la armada, municiones y otros, tanto para la defensa del reino como para el ataque a los enemigos de este.
Por esto recibió una serie de preeminencias de armas que la ciudad consideró perjudiciales para esta y, mayormente para el grupo social de los adinerados y de familias importantes:
- usar alabardas,
- honras, prerrogativas, precedencias y asientos,
portar espada y daga en los ayuntamientos, etc.
y lo llevaron a pleito en la idea de que en realidad lo que Rodrigo había hecho había sido comprarlo, pero lo perdieron, pues se determinó que las preeminencias fueron concedidas en remuneración de los servicios prestados por él y por sus antepasados al rey y la cosa quedó como estaba.
Casi veinte años después de aquello, un grupo de vecinos, encabezados por Pedro de Arroyo, quien con unos poderes acudió al consejo de hacienda con quien hizo un asiento con el rey de doce mil ducados de plata para revocar las preeminencias de Rodrigo Manuel, quien reaccionó interponiendo un recurso.
Pero como la concesión de las preeminencias fueron una concesión real perpetua remuneratoria de servicios, no podía acceder a ella la ciudad mediante puja, porque no fue compra, sino concesión remuneratoria.
Era Rodrigo señor de Bobadilla, del Cambrón y de Rosas. Caballero del hábito de Santiago, recibido como tal el veintiséis de julio de 1624. Falleció soltero el 20-10-1629
El poeta Jacinto Jiménez le dedicó un soneto:
Desmentido cometa al aire vano,
exhalación desvanecida al viento,
fue el veloz curso de tu noble aliento,
grande en valor, si en todo más que humano.
Tus lises de oro contra el tiempo cano
serán emulación, serán portento,
que la gloria de ilustre nacimiento
hace eterno tu nombre soberano.
En la aurora, Rodrigo, de tus años,
cuando estás más seguro de mudanzas,
usa la Parca de sus graves daños.
¡Oh engañosas y vanas confianzas!,
el querido de propios y de extraños
yace frustrando heroicas esperanzas.
IHPMalagueñas
Málaga - 2024
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