El seis de septiembre de 1710 ingresa como
colegial en el Seminario de Málaga por nombramiento del Obispo, fray Francisco
de San José Mesía de Portocarrero, siendo ordenado como presbítero el veinte de
febrero de 1717, tras cursar satisfactoriamente todos sus estudios.
Una
vez ordenado le envía el obispo fray Manuel de Santo Tomás y Mendoza a prestar
sus servicios como cura y vicario a la plaza y presidio de Alhucemas el
siguiente tres de marzo, con facultad para administrar la absolución de casos
reservados y estudiar absolver aquellos casos denominados ocultos y/o secretos que
correspondiese al obispo darles la absolución pero que por lo difícil y la
tardanza en resolverse los recursos no fuere conveniente retrasarlos.
Su actividad y celo en el cumplimiento de
sus obligaciones para la mejora de la plaza, no pasaron inadvertidas y así, el
veintitrés de septiembre de 1728, el marqués de Verboon alabó en un informe la
eficacia de sus trabajos, destacando la reedificación de la iglesia, la
excelente administración del hospital, el atento cuidado de los enfermos, sobre
todo cuando la epidemia de la gangrena, de la cual incluso enfermó.
Otros individuos certificaron también la
excelente gestión de los asuntos a él encomendados, como fueron el coronel D.
José de Etayo y Luna, alcaide, gobernador y justicia de dicha plaza y presidio,
y el teniente coronel D. Gonzalo López Páez, justicia mayor interino de la
plaza y fuerzas del Peñón.
A pesar de sus múltiples obligaciones,
encontró tiempo para seguir avanzando en sus estudios y fruto de ese esfuerzo,
el catorce de julio de 1732 obtiene el título de Doctor en sacra teología por
la universidad de Osma.
El doce de febrero de 1734 pasa al ejército
de expedición de Italia como uno de los capellanes del hospital real de
campaña, por nombramiento de D. José Campillo, intendente general de marina y
del ejército de Italia, acudiendo a cuantos lugares se le asignaron y dado su
buen obrar, piedad y celo en la asistencia a enfermos y heridos y en la administración
de los santos sacramentos, durante el transcurso de la batalla de Bitonto, el vicario
general de aquel ejército le confirió las más amplias facultades para el
ejercicio de su ministerio espiritual y humano en dicho ejército, lo cual fue
ratificado nuevamente por el expresado vicario general el veinte de febrero de
1736.
Tras esto pasó a la ciudad de Capua, donde
siguió ejerciendo su trabajo con el mismo celo y dedicación con los enfermos,
siendo notorio y celebrado el cuidado, asistencia y caridad para con estos, aun
cuando toda esta actividad le había supuesto muchas fatigas, incomodidades,
padecimientos y enfermedades, como consta por las certificaciones emitidas por
el Teniente General duque de Castropiñano, el cual por otro certificado de
primero de septiembre de 1736, confirmaba que D. Bartolomé comenzó a servir en
las armas del rey ingresando como capellán del hospital real de campaña desde
el primero de marzo de 1734, en los destacamentos que se hallaban a las órdenes
del marqués de la Mina, hallándose en la batalla de Bitonto del veinticinco de
mayo de dicho año, pasando después a prestar sus servicios al duque de Bari
durante el sitio y toma de la plaza de Pescara el cuatro de agosto de 1734.
Obelisco conmemorativo de la victoria española en Bitonto |
Tras todos estos años de servicios al rey y
a la iglesia, decidió ampliar horizontes desarrollando su carrera en Indias, de
modo que habiéndose enterado que se hallaba vacante el deanato de Michoacán, en
Nueva España, solicitó la dicha plaza, pero debido a la gran competencia no le
fue concedida lo que hizo que permaneciera atento a cualquier oportunidad que
hubiera, lo que ocurrió cuando tuvo noticia de la existencia de vacante en la
catedral de Charcas (actual Sucre) y así, el cuatro de marzo de 1739 consiguió ser propuesto
en segundo lugar para una ración de la catedral de Charcas, en el Perú, pero no
debió prosperar y hubo de esperar varios años para que se la concedieran.
Por fin, el veintinueve de enero de 1745, el
rey le expide certificado de posesión de la ración en la provincia de Las
Charcas.
No tenemos datos de a que se dedicó hasta
1749, pero si sabemos que para el primero de febrero de ese año ya se hallaba
en posesión de dicho puesto de racionero y en disposición de tomar barco en
Cádiz para partir hacia Ultramar, en el navío que partía a Buenos Aires a
mediados de ese mes de febrero de 1749, contando ya más de cincuenta años de
edad.
Su nombre aparece citado en la página 134 del
volumen IV de la obra Historia de la iglesia en La Plata: Obispado
de los Charcas,1553 -1609, Arzobispado de La Plata, 1609-1825, de Julio
García Quintanilla.
Y aquí perdemos ya toda la pista de este cura
malagueño.
IHPMalagueñas
Málaga - 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario