Historia Provincial Malagueña

Amigos visitantes, con estas páginas que siguen pretendo dar a conocer un poco de la riquísima y variada historia del paisaje y del paisanaje de la siempre sorprendente provincia de Málaga.

Espero que les aproveche y gracias por acercarse a estas líneas.

martes, 19 de diciembre de 2017

CRÓNICA PERIODÍSTICA DEL INCENDIO DEL SAGUNTO. 21-5-1917.

   En la tarde-noche del veinte de mayo de 1917, se incendiaba en el puerto de Málaga el vapor-correo Sagunto. Esta que sigue, es la crónica que ofreció el periódico El Regional al día siguiente.


El vapor-correo Sagunto

   "Las campanas de las iglesias dejaron oír en las primeras horas de anoche el toque de fuego, acompasado  y angustioso. Era precisamente la hora en que la festividad del día congregaban en los paseos a numerosas personas.
La gente, endomingada, ambulaba por la calle de Larios, a donde afluía de regreso de la plaza de toros, una multitud extraordinaria. Contrastaba con la animación bullanguera, el monótono y alarmante campaneo.
Por las señas se supo que el fuego era en el puerto y en dirección a este encaminose la curiosidad popular, viéndose pronto en las extensas explanadas de los muelles un verdadero hormiguero humano.
Vivas llamaradas y espesas nubes de humo emergían de un vapor, atracado junto a la muralla, en el Muelle de Guadiaro. Era el Sagunto, que a tal hora -aproximadamente las siete- se disponía a zarpar rumbo a Melilla, en servicio de correo.
El aspecto del barco era imponente. Las llamas invadían la cubierta por la parte de popa, ofreciendo un espectáculo curioso a la vez que emocionante. En el Muelle de Guadiaro apiñábase la multitud, contenida por agentes de seguridad.  Las noticias que circulaban bosquejaban el suceso con pavorosos toques de catástrofes.
Decían que, por efecto de una formidable explosión, habían resultado varios muertos y heridos. Los comentarios, pródigamente lanzados, nos hicieron creer en un principio que nos encontrábamos frente a un acontecimiento trágico y doloroso.
Aunque se registraron sensibles accidentes en el suceso, éste, afortunadamente, no revestía los dramáticos carácteres que le aplicaba la fantasía popular, en sus inventivas.


La primera noticia

En el Parque de Bomberos tuvo noticias el retén de guardia, por un aviso telefónico comunicado desde el cuartelillo del cuerpo de seguridad, de la existencia del siniestro. Inmediatamente partieron para el Muelle seis individuos del Cuerpo al mando del sargento don Manuel López,, que por enfermedad del jefe don Joaquín Ramírez, está desde hace tiempo al frente del servicio, acompañándole el empleado municipal, a cuyo cargo está el servicio de agua de Torremolinos, don Rafael Ruiz del Portal.

Servicio de extinción

Con esta sección transportose una bomba pequeña. Paulatinamente fueron llegando casi todos los individuos que componen la brigada y trasladándose el material de extinción disponible, a bordo del Sagunto. Pronto quedaron emplazadas dos bombas, que sin pérdida de momento comenzaron a funcionar. Después se amplió hasta cinco el número de bombas.
Se utilizaron los carros del servicio municipal de riego, siendo siete los que se dedicaron al transporte de agua.




En la imagen superior, individuos del Cuerpo de Bomberos. En la inferior, bomberos junto asoldados del Regimiento de Borbón

Los carabineros, policías y guardias civiles

Los  carabineros y agentes de seguridad de servicio en el puerto, obedeciendo éstos las órdenes del inspector de servicio en el distrito señor Castillo, prestaron el servicio de despejar de público los lugares próximos al Sagunto, hasta la llegada de la guardia civil.
Prestó el servicio de acordonamiento una sección del benemérito instituto, al mando del teniente don Teobaldo Guzmán. Fueron escalonados los agentes por las diferentes surtidas, para impedir el acceso a los muelles, conteniendo a los curiosos, no solo por las dificultades que oponían a los trabajos de extinción, sino para evitar desgracias fáciles de ocurrir por cualquier probable accidente.

La Cruz Roja

Con admirable oportunidad se presentaron los camilleros y numerosos individuos de la Cruz Roja aportando el material necesario de auxilios y urgencia. Prestaron asistencia a un soldado de los que se dedicaban a los trabajos de extinción que resultó contusionado en la pierna derecha, siendo acompañado hasta el cuartel por un individuo de la bienechora institución.

Una explosión

El Sagunto disponíase a zarpar, habiendo dado la segunda señal de salida y quedándole por recoger solamente el último correo para emprender la marcha, cuando se sintió una fuerte explosión en la escotilla de popa. Entre los pasajeros y tripulantes causó el acontecimiento inesperado la impresión que es de suponer, acentuándose más al ver saltar en pedazos la boca de la escotilla y desplomarse uno de los palos centrales de la embarcación, al mismo tiempo que de las bodegas surgían vivas llamaradas.

Los pasajeros

A bordo del barco encontrábanse ya la mayoría de los pasajeros, de estos once militares y otros tantos paisanos.
El camarote del capitán del Sagunto, don Juan Tonda, estaba este señor en unión de su familia, del comandante de Marina señor Gurri y del joven letrado señor Rosado Bergón. En el camarote la trepidación fue muy sensible al sobrevenir la explosión rodando muchos de los muebles y rompiéndose algunos objetos.
Sobre la cubierta se encontraban, entre otras personas, don Eugenio Serra, auxiliar de Intendencia Militar; el dependiente de la Agencia de embarcación militar, don Fernando Sánchez, y don Emilio Rueda.
El pánico que se apoderó de los pasajeros, y especialmente de las señoras, fue indescriptible, imponiendo con su presencia el orden necesario el Comandante de marina, el capitán del Sagunto y los señores citados.

El origen del fuego

El Sagunto debía conducir con destino a la plaza de Ceuta mil quinientas cajas con latas de gasolina para el servicio de aerostato y automóviles militares, distribuidos en los departamentos de popa y proa, seiscientas cajas en los de esta y novecientas en los de aquella. Para evitar cualquier imprudencia, se había cerrado convenientemente el departamento de popa.
Debido, sin duda, al excesivo cargamento ó a la falta de aire en las bodegas, donde la temperatura era bastante alta, inflamose una de las latas de gasolina, explotando y propagando rápidamente el fuego a muchas de las restantes y a diversas mercancías.
El temor de que sobreviniesen otras explosiones de mayor importancia, lo justificaba el hecho de llevar el Sagunto sobre cubierta dos grandes tubos de oxígeno comprimido. La gasolina embarcada procedía de Bilbao, de donde llegó en la mañana de ayer.

Trabajos de salvamento

Como queda dicho, los bomberos iniciaron desde el primer momento los trabajos de extinción. Los tripulantes, a las órdenes del capitán del vapor, también se dedicaron a las operaciones de salvamento, retirando muchas mercancías y las seiscientas cajas con gasolina colocadas en la proa, ya que no pudieron salvarse ninguna de las que ocupaban las bodegas de popa.
Muchas de las cajas, al romperse, dieron salida al líquido, dándose orden de que no se fumase en los lugares próximos al en que se vertió la gasolina.

El dasadoquinado

El señor Comandante de Marina, que asumió la dirección de los trabajos, comprendiendo que el agua no era todo lo eficaz que requería la intensidad del fuego, a cada momento más activo, ordenó que se procediera a los trabajos de cubrir con arena las bodegas incendiadas.A tal efecto, la agencia de transportes militares facilitó todos sus carros para transportarla desde el Guadalmedina.
Como la lentitud de estas operaciones no estaba en realción con la urgencia exigida por la violencia del fuego, dispuso el desadoquinado de la muralla y que se procediese a extraer la tierra. En estos trabajos ocupáronse cerca de setecientos soldados del Regimiento de Borbón, ó sea, todos los que por estar exentos de servicio, paseaban en el día de ayer.
Transportáronse desde el Cuartel, en el carro del regimiento, las herramientas necesarias, palos, picos, azadones y espuertas. De la Casa-Ayuntamiento se utilizó el material que se emplea en obras públicas.
No fue posible organizar un tren de los Suburbanos para que transportase arena del Guadalmedina por encontrase apagadas las calderas de todas las locomotoras y ser muy difícil ponerlas en movimiento.
Alumbraban los trabajos antorchas llevadas del Parque de Bomberos.


Soldados del Regimiento de Borbón

Dos desgracias

Por efecto de la explosión, sufrieron las señoras que figuraban en el pasaje accidentes nerviosos, siendo auxiliadas por individuos de la Cruz Roja y el médico mayor de la Armada, don Eduardo Parras.
Resultaron víctimas del suceso Antonio David Ballesteros y María Martín Bautista. El primero, que es fogonero del barco y cuenta 19 años de edad, fue curado en la Casa de Socorro del Hospital Noble de extensas quemaduras en la cara, cuello, ambas manos y pierna izquierda, calificándolas de pronóstico reservado el facultativo señor Parra, que le prestó asistencia ayudado por el practicante señor Delgado. En la camilla de la Cruz Roja que lo condujo a la referida Clínica, fue trasladado al Hospital Provincial.
El mismo personal médico curó a la otra víctima, María Martín Bautista, pasajera en el barco, de 37 años. Al pretender arrojarse desde la cubierta al Puerto, trepando por la barandilla, se produjo erosiones en la muñeca derecha y cara externa del muslo del mismo lado. Las erosiones que sufría fueron calificadas de leves.

Las autoridades

Desde el primer momento acudieron al lugar del siniestro, además del Comandante de Marina, ya citado, el Gobernador civil interino, señor González Cotta, el alcalde señor González Anaya, el Gobernador militar señor Berenguer, acompañado de su ayudante; el señor García Moreno, concejal Inspector del Cuerpo de Bomberos, el segundo comandante de Marina, señor Monteros; el capitán de infantería de Marina don Aroldo Moyano; el Mayor de Plaza don José Moreno Sedeño, los concejales señores Loring, Tejada Sáenz y Milanés Murillo, el comandante de la Guardia Municipal señor tenorio, el Presidente de la Audiencia, señor García Valdecasas, el Jefe de Policía, señor García, el capitán y los tenientes del Cuerpo de Seguridad.
El coronel de la Guardia Civil, señor Puncel, acompañado de varios jefes y oficiales de este Cuerpo. Todos los jefes y oficiales del regimiento de Borbón, francos de servicio- Los directores del Hospital y Laboratorio militares. El señor de la Bárcena, director del Laboratorio Municipal.
También acudieron en los primeros momentos el ingeniero director de la Junta de Obras del Puerto señor Werner y el ingeniero municipal señor Varcarcer.

El juzgado

Corresponde el suceso a la jurisdicción de Marina, encargándose de su formación el Juez ayudante de esta Comandancia, señor Bueno. Este personóse en el Muelle de Guadiaro, en unión del segundo contramaestre de este Puerto, que actuó de secretario, empezando a desempeñar su cometido.


Momento en que un buzo se sumerge para inspeccionar el estado del buque

El Sagunto

El Sagunto, que desplaza unas 1.800 toneladas, pertenece a la Compañía Transmediterránea, siendo su consignatario en esta la Casa de Hijos de J. Morales.
Es uno de los vapores que tiene la Compañía para hacer el servicio de correo con las plazas militares de África, contratado por el Gobierno. Además, del viaje diario a Melilla, realiza uno semanal, a Céuta y los menores por tener un algibe para transportar agua a estos puntos.
Una de las cuestiones que con motivo del siniestro, preocupa a la Intendencia Militar de esta plaza es la forma de conducir agua a Ceuta, Chafarinas y el Peñón. En este viaje correspondía al Sagunto hacer el servicio del agua.


El Sagunto después del siniestro

Varias notas

A su bordo iban once bultos con medicamentos, destinado a la Sanidad Militar de Melilla.
A las diez y media se extinguieron las luces de las antorchas y no habiendo repuesto de estas, hubo necesidad de mandar aviso a la fábrica de luz inglesa, ordenando la dirección que varios operarios instalaran unos cuantos focos en los lugares próximos al Sagunto.
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A las diez de la noche incendiose el barco hacia la banda de babor, realizándose entonces la operación de cerrar sus válvulas, abiertas desde el comienzo del incendio para inundar las bodegas.
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A las doce ordenó el comandante de Marina el traslado del buque a las aguas de las playas de San Andrés para que embarrancara allí. Para realizar esto se dispuso su remolque por el vapor San Andrés, de los señores Vázquez, mandado por el patrón Santiago Pérez, y por el pesquero Margarita, de don Joaquín Murriz, patronado por Manuel Pérez.
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El salvamento de los equipajes lo realizaron los mozos del puerto Jaime Arroyo, Manuel Gil, José Galla, Jaime Recho, Ramón Díaz y Juan Sánchez, distinguiéndose especialmente el último, que poniendo en peligro su vida salvó a una niña de corta edad que quedó olvidada en un camarote próximo al lugar donde se inició el fuego.
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El Sagunto era uno de los vapores más antiguos de la Compañía valenciana, pasando a la de correos de África, hoy Transmediterránea, al fundirse en una las dos Compañías.
Los cargos de a bordo los desempeñaban los señores siguientes:
Capitán: Don Juan Tonda.
Segundo: Don Francisco ferrando.
Mayor: Don Vicente Redondo.
Telegrafista: Don Antonio Ruiz.
Primer maquinista: Don Vicente Ferrer.

El traslado del barco

Se trató de trasladar el buque a las playas de San Andrés. Pero a última hora, después de una conferencia entre el Comandante de Marina y el señor Tonda, se decidió que era más práctico abrir una vía de agua en la popa, a fin de que se hundiese. Se pensó en el riesgo que ofrecía el traslado, pues de hundirse el Sagunto durante la marcha hubiera quedado el puerto obstruido por muchos días.
De última hora
A las cuatro de la madrugada se retiró el Cuerpo de bomberos en vista de que ya nada práctico respondían sus esfuerzos. A esta hora, el buque se había hundido por la parte de popa y el fuego avanzaba hacia proa amenazando con destruir el barco totalmente. Las llamas llegaban a las jarcias.
Y a la hora de cerrar esta edición aun prosigue el incendio y aun asisten al espectáculo muchos curiosos, contra los cuales nada ha podido la copiosa lluvia que comenzó a mitad de la madrugada."



Un par de vistas del Sagunto hundido

   Posteriormente, el Sagunto fue reflotado y trasladado a Valencia para su reconstrucción, puesto posteriormente en servicio, participando después, entre otras acciones, en el Desembarco de Alhucemas, en la Guerra Civil, en el servicio colonial en el Golfo de Guinea.

   En la imagen, el buque una vez reflotado. Al fondo de la foto podemos ver la catedral.


   En enero de 1963, ya con el nombre de Enrique Maynes, se hallaba reparándose en el dique flotante de Málaga y como consecuencia de un violento temporal que se desató, el vapor Campo Grande rompió amarras e impactó contra el dique flotante, provocando su hundimiento y serias averías al Enrique Maynes.

   Posteriormente, el Enrique Maynes fue protagonista de una película en la última etapa de su vida marinera, transformado en un bergantín-goleta, figurando en amuras y aletas el nombre de Batavia Queen. De esta guisa y al mando del capitán Mario Simal Torres, fue protagonista en el rodaje de la película “Krakatoa. Al Este de Java”, en aguas de Malagueñas.


IHPMalagueñas
Málaga - 2017

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