Fray Francisco de Navarrete y Calderón nació en la ciudad de Ronda, alrededor del año de
1612 y era hijo de Juan Navarrete Argote y de María Calderón "...los cuales y sus ascendientes an sido cristianos viejos y hijos de algo
conocidos".
No
lo sabemos a ciencia cierta, pero es probable que pasara a Nueva España, actual México, el año de 1617, cuando su padre viajó a ese virreinato acompañando a Antonio Fernández Treviño, teniente de Francisco Ramírez (Gobernador de la provincia de Yucatán) Es también probable que su padre fuera militar y que estando en Yucatán alcanzase el empleo de Capitán.
Posteriormente, pasó a la ciudad de Oaxaca, donde ingresó en la Orden de Santo Domingo, tomando su hábito, tras lo cual aprendió la lengua de los indios de aquel país, pasando a predicarles y a ejercer su ministerio administrando los sacramentos, obteniendo el grado de Predicador General.
Posteriormente, pasó a la ciudad de Oaxaca, donde ingresó en la Orden de Santo Domingo, tomando su hábito, tras lo cual aprendió la lengua de los indios de aquel país, pasando a predicarles y a ejercer su ministerio administrando los sacramentos, obteniendo el grado de Predicador General.
Tras
mucho estudiar y trabajar, se graduó de Presentado en Teología y por sus
excelentes resultados y por el gran conocimiento adquirido, el General de su
Orden le concedió los grados de Doctor y de Maestro. En esa época fue
Provincial de su Orden en aquella provincia.
En
1661 y como consecuencia del amotinamiento de los indios zapotecas de la zona
de Tehuantepec, que asesinaron al Alcalde mayor, fue enviado a la zona por orden
del virrey, el duque de Albuquerque, junto con el Oidor Juan Francisco
Montemayor y Cuenca, para lograr la pacificación de aquellos, pasando después,
también por orden del virrey, a la provincia de Xalapa, a pacificar a los
indios sublevados, logrando en ambos casos su cometido reduciendo a los
sublevados y atendiendo a sus demandas, que fueron la abolición de los
repartimientos, es decir, que se ponía fin, por ley, a los trabajos forzados,
medida que fue bien recibida no solo por los indios sino que también por los
españoles.
El
Obispo de Antequera de Oaxaca, los cabildos tanto civil como eclesiástico, los
conventos de San Francisco, de San Agustín, de la Merced, de la Compañía de Jesús
y los curas y beneficiados de aquella ciudad dieron fe públicamente de sus
muchas virtudes, de su humildad, de su religiosidad y de lo acertado de las
disposiciones que hizo a lo largo de su
gobierno, afanándose en la protección y enseñanza de los indios, así como que
recorrió el país visitando a los sacerdotes y exhortándoles al cumplimiento de
las obligaciones que habían contraído con su ministerio, que no se les olvidara
la razón de su vida.
En el
año de 1669 publicó una obra titulada Memorial
de la devoción a el Ángel Custodio, en la cual proponía "...á los Fieles los beneficios
espirituales, y temporales, que por
ministerio de los Santos Angeles reciben...". Estos beneficios que cita, los agrupa en dos, en beneficios espirituales y en beneficios temporales.
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IHPMalagueñas
Málaga - 2018
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