El Convento
de San Andrés de la ciudad de Málaga estuvo a punto de desaparecer tras
años de abandono absoluto y de ruina prácticamente total. Afortunadamente, la
decidida actuación de ciudadanos malgueños consuguió que las Administraciones
acudieran a su restauración y puesta en valor, recuperando para la ciudad un
espacio que, por su historia, nunca debió perder y, así, en 2016 dio comienzo
la primera fase de restauración, la cual ha culminado en enero de 2018, en las
que se han recuperado el el refectorio, así como una planta
baja mas dos altas y parte de la fachada. En el refectorio fueron repuestas
algunas de las mesas de piedra en las que comían los monjes, las cuales aun
permanecían dispersas por el local.
Escudo del Carmelo Descalzo
En una próxima segunda fase, se llevarán a cabo las obras necesarias,
para la restauración del resto del conjunto histórico
del edificio, así como el patio del inmueble y se completará con la terminación
de las obras de los jardines que lo rodean.
Lamentablemente, tras la desamortización de
1836, el convento fue vendido y dividido en diferentes estancias, lo que ha
originado que los diferentes usos que estas estancias han tenido a lo largo del
tiempo haya sido factor determinante para que no se conserven piezas,
decoración y elementos propios de la vida conventual. De hecho, ya es un
milagro que el edificio haya llegado a nuestros días.
Este convento, lo levantaron en el siglo XVI los Carmelitas Descalzos, en
el plurisecular barrio del Perchel, barrio de pescadores por excelencia, hoy
desgraciadamente perdido por una cuestionable decisión del Ayuntamiento
presidido por el Exmo. Sr. D. Pedro Aparicio.
Vista parcial del convento en 2009 (Foto del periódico
La Opinión de Málaga, edición digital del 23-4-2009)
Fue cuando los perchelos acogieron en sus calles al carmelita Fray
Gabriel de la Concepción, también conocido como Fray Peñuela, quien tras un
tiempo conviviendo con ellos, vio oportuno la erección de un convento de su
Orden en aquel barrio, para contribuir, no solo a su vida espiritual, sino que
también a mejorar sus condiciones de vida y, así, en 1584, tras recibir los
permisos correspondientes por parte del Obispo Francisco Pacheco de Córdoba y
del Corregidor Diego Ordóñez de Lara, se procedió a su construcción, cantándose
la primera misa el veintisiete de junio de ese año de 1584.
Desde entonces, este edificio ha formado parte indisoluble de este barrio
malagueño, desarrollando diferentes funciones, pues primero fue un convento de
clausura, hasta que se convirtió en hospital-enfermería, para pasar luego a
ser, como los conventos de la Trinidad y de Capuchinos, un cuartel del
Ejército, incluido del francés, de cuando las tropas napoleónicas invadieron
España. También fue sede de varias cofradías, como las hermandades
de San Telmo, de la Santa Cruz, Cofradía de los Hermanos de Santa Elena y las
propias de un convento de clausura.
El catorce de julio de 1589, acuerdan los carmelitas que se trajese a ese convento una imagen de la Virgen del Carmen que custodiaban en su convento las Carmelitas Descalzas. Desde entonces se le da culto a la Virgen bajo esta advocación en la anexa iglesia que hoy se halla abierta al culto.
Aspecto de una de las salas restauradas (Foto del periódico
SUR digital 26-1-2018)
El veinticuatro de junio de 1686,
un siglo después de su fundación, el
Prior y los frailes del convento solicitaron que la ciudad les concediera
permiso para poder meter por una cañería las aguas del manantial del arroyo del
Cuarto, de manera que sirvieran para uso del convento, y para ello ofrecían, en
compensación a la ciudad, instalar una fuente de uso público para todo el
vecindario, fuente que estaría emplazada en la esquina que formaba la huerta
del convento con la calle Ancha.
El veinte de octubre de 1701, Fray Andrés de Santa Teresa, ex Provincial y definidor General de los Carmelitas Descalzos y en ese momento Prior del convento de Málaga, da licencia para que Fray Manuel de San Gerónimo, sacerdote de la Orden, ex Lector de Teología, Prior de su convento de Jaén y secretario del Padre Provincial de la provincia de Andalucía, pueda publicar un
Panegirico de Nuestro Glorioso Padre San Joseph en su dia, en que se velo religiosa por mano de su propio Padre la Madre Josepha de Jesus Maria, en el Siglo Doña Josepha de Vega y Altamirano, oy Carmelita Descalza en su muy religioso Convento de la Ciudad de Granada.
Dicho panegírico fue publicado en Málaga, por la viuda de Mateo López Hidalgo, impresor del Obispo, el año de 1701.
A mediados del siglo XVIII, vería como este convento aumentaba sus dimensiones al adosársele varias capillas laterales edificadas bien por malagueños bien por la propia comunidad, para ser usadas como criptas, como lugar de bautizos, sedes de cofradías, etc.
Un caso a señalar es de especial interés,
pues en su refectorium fueron recluidos en 1830 el General
José María de Torrijos Uriarte y los cuarenta y nueve hombres que le
acompañaban en su aventura contra el absolutismo que tenía oprimida a España y
sumida en la oscuridad, gracias a ese rey nefasto, felón, traidor y miserable
que fue Fernando VII.
Bien, cuando en 1833 murió por fin el tirano, España empezó a ver
la posibilidad de poder volver a respirar aire fresco y vivificador, aunque ese
engendro del demonio les dejara a los españoles una guerra civil como regalo
póstumo. Mientras eso ocurría, sucedió lo que se conoce como Desamortización de
Mendizábal, que afectó únicamente a los bienes inmuebles de las órdenes
religiosas, pero dicha Desamortización fue un rotundo fracaso, pues solo
benefició a la oligarquía, dejando, como siempre, al pueblo fuera del juego,
sirviendo solo para avivar la llama del anticlericalismo y del anticlericalismo
así como que, una vez más, se impidió la creación de una clase media potente al
acapararlo todo los ricos de siempre.
Los carmelitas fueron, pues, expulsados de este
convento y de Málaga y sus bienes requisados, no volviendo a nuestra ciudad
hasta 1943, aunque para entonces el estado del convento era de notable
deterioro, llegando a nuestros días en estado de ruina, a pesar de que en su
día fue declarado como Bien de Interés Cultural, igual que lo es el abandonado
Acueducto de San Telmo.
Hoy, los miembros de la Orden se hallan alojados en el edificio de la iglesia de Stella Maris, en la Alameda Principal.
https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2018/12/03/consistorio-deja-punto-licitacion-segunda/1051628.html?fbclid=IwAR2SlYC8ikgTlNRoAX5Jgk61aPWPaxgC5qB9IQkarOXNAOKwUh2vRf1om7M
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