A la caída de la tarde, antes del anochecer, nos encontramos por la Alameda Principal, paseando por entre el numeroso público que a esas horas se dan cita en tan ameno lugar, al Coronel Mogrobejo, al Jefe de Artillería y a Rafael Trabado, Coronel del regimiento Provincial de Granada.
Su animada conversación, con sucesivas paradas a lo largo del trayecto, les llevó al final de este. Tan absortos estaban en la conversación, que no se percataron que hacia ellos se dirigían varios individuos y al llegar a su altura, uno de ellos le disparó con un arma de fuego al Coronel Trabado, hiriéndole en un costado, haciéndole caer. Casi al mismo tiempo, otro de los individuos se abalanzó sobre el con un puñal con intención de rematarlo.
Rápidamente, intentó el Coronel Mogrobejo defenderle, pero los otros individuos le apuntaron con sus fusiles. Mientras, el Jefe de Artillería, se defendió haciendo uso de la espada de Trabado.
Habiendo pasado el factor sorpresa, los atacantes huyeron rápidamente por el río Guadalmedina -la Alameda acababa en el cauce de ese río-, a la vez que rápidamente se pedía auxilio para el herido, el cual fue de inmediato trasladado a la cercana casa de Pedro Reboul.
Poco después, al dirigirse el Comandante General a la Plaza, al doblar la esquina de calle Nueva, le dispararon un tiro, el cual, afortunadamente, no le dio. Tras las pesquisas llevadas a cabo, se detuvo al Capitán Pacheco, pero con posterioridad se supo que el autor de los atentados fue un prusiano, de nombre Federico Schivirk y de común acuerdo con otros individuos, con quienes realizó un sorteo para ver quien debía disparar a los militares, tocándole a el.
La fuente no nos informa de si se dio caza al prusiano, aunque es de suponer que no llegara muy lejos y la justicia le echara el guante.
IHPMalagueñas
Málaga - 2018
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