Historia Provincial Malagueña

Amigos visitantes, con estas páginas que siguen pretendo dar a conocer un poco de la riquísima y variada historia del paisaje y del paisanaje de la siempre sorprendente provincia de Málaga.

Espero que les aproveche y gracias por acercarse a estas líneas.

miércoles, 30 de junio de 2021

LAMENTABLE ESTADO DE ABANDONO DE LOS MOLINOS DE OLLETAS

    Buenos días, o tardes, o noches: el caso es que sean buenos.

   En la malagueña calle Obispo Salvador de los Reyes, en la zona de Olletas se hallan los restos de dos molinos y un trozo de puente del otrora importante Acueducto de San Telmo, importante porque las aguas que traía este magna obra de ingeniería del siglo XVIII nutría de agua a la sedienta Málaga y daba energía para la industria local.

   Es una lástima y un disparate que semejante monumento histórico, social y económico se halle en el lamentable estado de abandono y progresiva destrucción en el que se encuentra. abandonado a su suerte, ni las autoridades ni la sociedad malagueña parecen sentir ningún interés en su recuperación y puesta en valor para la ciudad, para los malagueños de hoy y los de mañana, además de perder un indudable atractivo turístico para la zona.

   Junto con estas líneas, les dejamos un artículo aparecido en el diario malagueño La Opinión de Málaga, en su edición digital del 8 de febrero de 2020, junto con unas fotos del lugar.

   ¿Algún día alguien se dará cuento d lo que estamos perdiendo? Esperamos que no sea ya tarde, que aun haya tiempo de recuperar la mayor parte de lo que aun queda de Acueducto.

https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2020/02/08/parque-olvidado-acueducto-27645075.html














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Málaga - 2021

domingo, 27 de junio de 2021

¡A VER SI REVIENTA!, POR NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR

   Buenos días.

   Aquí traigo un nuevo chascarrillo escrito por el cronista malagueño Narciso Díaz de Escovar, de su serie Cosas de mi tierra. Esperamos que lo disfruten. 

¡A VER SI REVIENTA!

En el barrio de la Victoria, de Málaga, del cual dijo la copla

En er mundo está la gloria,

y esa gloria está en el barrio

que llaman de la Victoria,

vivía hará unos doce ó catorce años una vieja llamada "la tía Norica", con más años que el acueducto de Segovia, más arrugas que una camisa sin planchar y más gruñidora que un cerdo pequeño cuando se le coge.

   Allá cuando joven, que mucho tiempo había pasado, recorría los pueblos de la provincia de Sevilla, donde vio la luz, con su padre, un industrial, más ó menos honrado, exhibiendo una vulgar "tía Norica", de donde á la muchacha vino el apodo, pues comenzaron por decirle "Rosa, la de la tía Norica", y acabaron por suprimirle el nombre de Rosa, cuando empezó á perder los encantos de la juventud, y quedó sólo el mote nada atractivo con que en este articulejo la presentamos.

   Cuentan las Crónicas, y si no las crónicas, que tales pequeñeces desprecian, las lenguas afiladas de las comadres, que la tía Norica tenía el genio más malo que criatura humana tuvo, que nadie podía aguantarla, y que era una fiera cuando llegaba la ocasión, hasta el punto de que una vez estuvo en la Cárcel por haberle roto un brazo á una casera que le quiso cobrar, aunque no llegó á cobrarle, los alquileres de su sala, y otra vez la llevaron á la Aduana por haberle soltado una bofetada, con eco y repetición, al tendero de la esquina de la calle de Caves.

   Esta irritable señora, la llamaremos así por galantería, era madre de la más angelical criatura que pisó los empedrados del barrio. Llamábase Rosa, como su madre, y bien podía competir con sus vecinas homónimas, las que salpicaban los vistosos cuadros de los jardines de la calle de Alfonso Xll y de la plaza de la Victoria, que rosas eran unas y otra por la belleza., por el perfume y por el nombre. Era rubia como las espigas, de ojos entre verdes y azules, nariz correcta, boca pequeña, manos como flores de almendro, y pies que parece mentira, siendo tan pequeños, que sostuvieran cuerpo tan gentil.

   Aún estaba Rosa aprendiendo á leer y á escribir en aquella famosa escuela, de D. Rita Carretero, cuando ya se dejaba requebrar de cierto zagalón, moreno y de ojos negros, valiente y acariciador, que se llamaba Pepe Jiménez y era hijo del jardinero que por entonces había en el jardín del cercano hospital Militar.

   Conociéronse una tarde de Reyes, en que las respectivas familias fueron á comer su merienda, con el indispensable chorizo, sus mal olientes arenques, sus naranjas de postre y las tradicionales cañas dulces, á la fuente de los Cambrones ó, mejor dicho, al arroyo que más allá de la fuente existe, desde entonces, ella y él, él y ella, se encontraban unidos por simpática corriente, que acabó en noviajo con la superior aprobación de la "tía Norica", á quien gustaba Pepe, entre otras razones, porque se murmuraba que el padre tenía sus cuartos ahorrados, ó el gato gordo, según la frase del barrio para expresar que había dinero en caja.

  Aquellos amores duraron algún tiempo; pero al hijo del jardinero le tocó la quinta, y hubo que esperar á que cumpliera sus años de servicio, durante los cuales fue más fiel que un perro, no dejando de escribir una semana en papel ¿?, ya por un corazón vertiendo gotas de tinta roja, lean sangre, ó dos pajaritos, que lo mismo podían ser palomas ó cuervos, arrullándose á la sombra de un árbol.

   De ella no hay que hablar. Ni asistía á paseos, ni bailaba en Sociedades de pianillo, ni se dejaba hablar por los mozuelos, que era buena como la que más y tenía confianza en la constancia de su novio.

Con su licencia en el brillante canuto de hojalata, pendiente del cordón rojo; su gorrilla de cuartel y unos cuantos duros en los bolsillos, regresó al fin Pepe, y desde luego, con la venia del Sr. Miguel, su padre, proyectó casarse y hacer su esposa, por palabras de presente que hacen verdadero y legítimo matrimonio, á su bellísima Rosa.

   Había por entonces en la Victoria un padre capellán muy bondadoso, exageradamente grueso, caritativo hasta la exageración, amigo y consejero de todos, no odiado por nadie, hasta el punto que, aun en los años de la Revolución, aquellos nacionales que gritaban "¡Abajo los curas!", al verle pasar se quitaban sus gorras militares y le saludaban con respeto. Había sido fraile mínimo, y tenía por su Virgen de la Victoria un cariño tan grande, que sólo de ella hablaba y sólo á su culto estaba dedicado.

   Sentado en su pequeño despacho, junto á la grande ventana, que no dejaba entrar la luz por el enverjado de jazmines y rosas de pitiminí, que la habían tomado por asalto, hallábase el padre capellán cuando penetró Pepe, todo turbado y demostrando su cortedad de genio.

   Lo miró el cura á través de sus gafas, y al reconocerle, dando á su cara de luna llena una expresión de sincero cariño, le preguntó:

—Hola, señor militar, ¿qué te trae por aquí?

—Pues naíta... poca cosa... que quieo casarme y vengo á que osté me arregle los papeles.

—¡Ya, ya! ¿Y quieres casarte con la Rosa?

—Con la mesma.

—No es mala elección; pero, ¿tú sabes la suegra, que te llevas, hijo mío?

—Ya. lo sé; ya lo sé—respondió Pepe con acento de víctima, convertida—; pero y a la aguantaremos. En el fondo, no es mala,

—En el fondo no lo será; pero en la forma... Ya ves, hijo de mi alma, ayer le pegó al monaguillo porque no le quiso llevar una silla.

— Sarna con gusto no pica, y con tal de que yo me lleve a la Rosa , hasta la "tía Norica" ha de parecerme un ángel.

   —¡Vaya un angelito que lo vas á echar! Pero... con tu pan te lo comas.

   Y el bueno del capellán no volvió á hablar más del asunto, fue á la casa obispal y á la parroquia, se movió de arriba para abajo, y una noche del mes de Diciembre, víspera de Nochebuena, ante el altar de San Francisco de Paula y de la Virgen de Belén, Rosa, la bella Victoriana, y Pepe, el hijo del señó Miguel el jardinero, se unían en lazo eterno, recibiendo él los apretones de manos de sus compañeros, y ella, los besos de sus amigas y la petición de alfileres y azahares por parte de las solteras con ganas de marido, que lo eran todas. Bendijo á los cónyuges el bondadoso capellán y no faltó órgano ni sacristán.

   Pasaron meses, y todos en el barrio admiraron la resignación de Pepe. Era feliz, a pesar de todo. Era este todo la "tía Norica", que, apenas le tuvo por yerno, no disimuló más y se presentó tal como era, llegando á arañarle la cara una vez y otra á tirarle á la cabeza una maceta de claveles, que se estrelló contra un armario rompiendo dos cristales. Pepe callaba, y, acordándose de su Rosa, armábase de paciencia para resistir aquel ciclón viviente, adivinando los caprichos de su suegra y adulándola como si fuese una madre par a él.

   Algo de esto llegó á los oídos del padre capellán, que lamentaba lo ocurrido, sintiendo que hubiese serpiente en aquel paraíso, cuando cierta tardo se encontró en el Compás de la Victoria á Pepe Jiménez, con una sandía hermosísima debajo del brazo.

—Ven acá, pillastrón—le dijo el cura con tono de cariño—, que -nunca vas á verme ni te acuerdas de mí.

—Sí, señor, que me acuerdo; pero estoy muy ocupado y en el trabajo velo muchas noches.

   Reparando entonces el padre de almas en la sandía, añadió:

—Y qué es eso, ¿te gustan las sandías?

—No, señó. A mí ni me gustan ni me dejan de gustar. A quien le gustan es á mi suegra, á la "tía Norica"

—¡Vaya, hombre! Va veo que la quieres y la mimas. ¡Más vale así, hijo mío!

—Ca , no, señor. Es que siempre que come sandía le da un cólico y se pone á la muerte.

Narciso DÍAZ DE ESCOVAR.

Heraldo de Madrid, 9-4-1914. P. 3

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Málaga - 2021

sábado, 26 de junio de 2021

EL ARROYO DE LAS CAÑAS, POR NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR.

    Esto que traigo hoy, es un chascarrillo escrito por el cronista malagueño NArciso Díaz de Escovar, en 1921.

   Esperamos que lo disfruten.

El Arroyo de las Cañas

— Compare, quié osté icirme aonde van tantas jembras barbianas, contoneando sus cuerpesillos y con esas caras do Domingo de Resurrecsión

   Esta pegunta me hizo en Málaga, en un día do Pascuar de Navidad, un banderillero de la cuadrilla del Rubito de Utrera, que me había recomendado un antiguo amigo mío, ganadero lie Sevilla, para quo lo defendiese en cierto lío de curia, por mor do unas faldas, adonde sus pecadillos lo llevaron. En pocas frases, lo contesté:

—Esas barbianas, como usted dice, van al arroyo do las Cañas.

—¿Y por aónde corre ese arroyo tan favoreció?

—No lejos del Camino de Olletas, y muy cerquita del Guadalmedina, de ese río que siempre está seco y que cuando dice allá voy nos hace pasar á los malagueños la pena gorda. Ese arroyo, y su compañero el de los Ángeles, son dos sitios de expansión que en estos días de Pascuas escogen los hijos de la tierra de los boquerones para echar sus canitas al aire, olvidar la carestía de las subsistencias, reírse un rato y, si viene á pelo, oír unas malagueñas bien cantadas y beberse una botella de vino solera.

— ¿Y no podríamos dar con nuestros huesos en ose arroyito?

—-¡Ya lo creo! El tranvía do Olletas nos facilitará la mitad del camino, por una porra gorda, y ya verá usted cómo no se aburro.

   Dicho y hecho. Veinte minutos después estallamos en el famoso arroyo. Antes, los malagueños, en los días de Pascuas, se congregaban en las playas de la Caleta a probar las clásicas moragas y a enflaquecer la bota de olorosa manzanilla. Pero los proyectos de ensanche fueron transformando aquellos terrenos con arreglo al proyecto de ingeniero Sancha y se poblaron de jardines bien cuidados, de hoteles suntuosos, de casitas de recreo y de parques á la inglesa.

   El pueblo quedó á poco desterrados de aquellos lugares, y en vez de protestar, se resigno y se fue humilde á otro sitio, donde faltaba el mar y las moragas, poro donde había espacio mayor para organizar fiestas y juegos.

   Sólo quedó un cauce estrecho, seco y maloliente, unas playas raquíticas y sucias y algunos que otros tenduchos, que poquito á poco se fueron cerrando por falta de clientela... El pueblo buscó entonces nuevo acomodo y puso de moda el arroyo do las Cañas y su vecina la Fuente de los Cambrones.

   ¡Y poco que no agradeció el banderillero que lo llevase á ese escenario do la alegría de este rinconcito de la tierra de María Santísima!

   Todo forastero que tenga buen gusto debe esos días tradicionales visitar el arroyo y sus cercanías.

   Aquí, un grupo de percheleras, enrojecidos los rostros, palpitantes los voluptuosos senos, brillantes los hermosos ojos, juegan á la gallina ciega ó al pilla, pilla, haciendo murmurar á más de un transeúnte:

—Chiquilla, quien te pillara!!

   Bajo una higuera que se salpica de los primreos verdes retoños, ó los besos de este sol de privilegio, un flamenco rasguea su guitarra, y una muchacha de ojos picarescos, talle cimbrador y pies diminutos, se baila y se canta un tango de la tierra, que sus compañeros aplauden, mientras los mozuelos requiebran á la bailadora y lo arrojan los anchos sombreros.

   A la sombra del alto y enrojecido muro de un viejo puente que los años no consiguen derribar, una morena de esas que quitan el sentío, entona una afinada copla de malagueñas.

   Por la llamada cuesta de la Risa, entre bromas y frases de ingenio, deslíanse unas atrevidas muchachuelas, que procuran ceñirse los vestidos para robar entretenimientos á los ojos codiosos de los que al pie de la peligrosa cuesta sueñan en aprovechar un resbalón ó un descuido, mientras las viejas gruñen y regañan á las que no quisieron bajar por otro lugar de menos... exposición.

   Un tropel de mozalbetes, alentados por el vino de la ya vacía damajuana, que dos do olios conducen, expresan su contento dando gritos y cantando desafinadamente.

   No faltan idilios amorosos de felices parejas que buscan asiento al pie de los árboles para hacerse juramentos, quo probablemente no cumplirán, y arrullarse como la parejilla de jilgueros que de rama en rama revolotea celebrando su libertad y entendiéndose en su idioma de armonías no traducidas.

   Tranquilas familias de obreros forman corros, sentados en el suelo. Con tres ó cuatro piedras gruesas improvisan una hornilla, traen leña, encienden llamas y sobre ella colocan la ancha cazuela de barro donde entre granos de arroz y pedazos de lomo se preparan, para ser más bien devorados que comidos, los trozos del pollo ó pavo sacrificado en celebración de las Navidades. Todo es vida, alegría, risa, juventud, broma y despreocupación. En esa fiesta se encuentra todavía algo del clasicismo andaluz, que va desapareciendo.

   Llegó la hora del regreso.

Junto á nosotros pasan aquellas mismas graciosas jembras que despertaron la curiosidad del torero.

   Van cogidas del brazo unas a otras, más encendidas las rosas de su cara y menos airosos los movimientos. Se nota el cansancio y la preocupación de haber, sido tan breve la alegría pasada.

   También el banderillero va.

   Me permito preguntarle:

—¿Cómo es eso? ¿No lo ha gustado esa nota de color y brillantez del arroeyo do las Cañas?

   Me miró con fijeza, y replicó:

—Lo que me pone tristón es pensar que me tengo que largar mañana y no pueo golver otra tardecita.

   NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR Málaga, Diciembre 1921.

La Esfera, 24-12-1921, P. 25

Nota: La foto está tomada del grupo Solo Fotos Antiguas de Málaga (https://www.facebook.com/groups/solofotosantiguasdemalaga/)

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Málaga - 2021

viernes, 25 de junio de 2021

LA FIESTA DE LA BARRANCA

    En tiempos pasados, pongamos que en el siglo XIX, se celebraba el día de San Juan una fiesta, una especie de romería campestre aunque sin santo, ni Cristo ni Virgen, ni santa, que congregaba a las clases populares en torno a la música, los bailes, la comida y la bebida y que se desarrollaba en algún lugar situado en el transcurso del acueducto de San Telmo. 

   El lugar debía ser bastante ameno, con abundancia de higueras y sombra, recalando allí tras haber pasado por la fuente de los Cambrones, el puente de los Once Ojos o por el paseo de los Molinos. 

   A pesar de estos datos, desconocemos tanto el origen de esta fiesta como si solo el lugar exacto donde se desarrollaba el evento. Tan solo hemos encontrado referencia a esta fiesta en un solo documento, que ahora reproducimos, debía ser en solo ese lugar que aun no hemos logrado identificar. No sabemos si el denominado puente de las Barrancas sería el sitio donde se desarrollaba, puente que es posible, solo posible, que sea el llamado de la Chapa, sobre el Arroyo del Sastre.

   Bueno, aquí el texto:

   La Fiesta de la Barranca (Cuadro de costumbres andaluzas)

   Consérvanse en nuestras meridionales tierras las tradicionales usanzas con todos los fervores del culto y con todos los regocijos íntimos de una devoción.

   Estos pueblo en que un cielo, pródigo de luz, da al espíritu todos los deleites, dibujando, como espejismo ideal, vega y bosque entre los minaretes alzados por el morisco genio que hizo reverberar para nuestro orgullo la Reconquista; estas cordilleras florecientes, henchidas de copiosa savia, que dejan en el crepúsculo visiones fantásticas de un panorama agreste, como una escalinata de verdor que en sus estribaciones muestra la silueta blanquecina de la casa rústica y más arriba deja ver como una ciudadela de nacimiento, tiene todo el relieve que pudo soñar la mente del turista, ávido de descubrir perfiles nuevos en nuestros días estivales y bajo el orto majestuoso de nuestro solsticio de verano.

   Todos esos contornos estéticos de la naturaleza; esas bellezas de la montaña y de la arboleda; esos vergeles impregnados de la esencia de tilos y azahares; las pintorescas quintas con sus alamedas de eucaliptus á que dan aspecto antiguo las estatuas manchadas de herrumbre y los arcos de la casa solariega; toda esa suntuosidad de floresta adquiere un tono más atrayente, aun cuando sirve á la expansiva fiesta clásica, á la remembranza de viejas costumbres, á la consagración de alegrías y férvidos deseos que una generación, riente y bullidora, considera como lenitivo á su amargura y como remedio eficaz para el olvido de sus cuitas.

   Entre las poblaciones donde ese relieve andaluz brilla entre chispas de júbilo o ayes patéticos, pero siempre en medio de la dulce inflexión del sentimiento, que trae ecos de égloga o notas de plegaria á la garganta de la mujer ardiente de amor, es Málaga una de esas que ríe gorjeando, en las trepidaciones del deleite, llevando desde las crestas de su Guadalmedina hasta su mar de balsa el reflejo de sonrisa que le envía su cielo con las galas de su puro azul.


   Allí arriba, siguiendo las arenas de su río, se celebra todos los años la fiesta de la Barranca. Costumbre propia, genuina, clásica de esta tierra sin igual, paraje que es invernadero para los dolientes y lucernario para cuantos huyen de un sombrío cosmorama.

   En la víspera y el día de San Juan se presta todo lo mejor y más lucido de los barrios hondos á sacar sus telas de cristianar enseñando ellas sus mantones chiné, sus vuelillos y faralaes, así como ellos sus chambergos flamantes y sus fajas de reluciente seda, requebrando á las mozas de donaires, muy acicaladas y apuestas en esa familiar desenvoltura de la maja orgullosa por sus caireles.

   Así como Sevilla tiene su Macarena y su Triana, Málaga tiene su Trinidad y su Perchel, metrópolis del rumbo y guapeza que siempre dejan sus recuerdos en los fastos de la ciudad del Gibralfaro.

   Allá á la Barranca, repleta de higueras y arbustos, con la savia lujuriante de una vegetación pomposa, va todo ese pueblo que compone tangos y malagueñas, que se ríe de la filoxera que devastó sus viñedos y olvida sus perdidas cañas de azúcar con las cañas aromáticas de Jerez y Manzanilla.

   Allá van a comer brevas toda la caravana; vedla: las mozas  de rompe y rasga, rebosantes de luz en sus pupilas y con sus pañuelos al desgaire, tocando sus castañuelas ´rompiendo en voluptuosa risa al jugueteo de sus propias compañeras; las mamás de pueblo, graves y parsimoniosas, con sus vestidos acartonados por el almidón, y luciendo sendos pendientes antediluvianos, prehistóricos amuletos en su pecho, como recuerdo de un indiano antiguo; los mocitos menosos (como los llaman por ahí) atildados en exceso, muy cuidados de tufos, con chaquetilla corta y pantalón ceñido, escupiendo siempre por un colmillo; los expedicionarios, que pudiéramos llamar exóticos porque son ya del casco de la población, y que no obstante van á la Barranca después de haber ido á la fuente de los Cambrones ó hacia el puente de los Once Ojos ó al paseo de los Molinos; todos, en abigarrado conjunto, llegan como en la necesidad imperiosa de visitar un lugar legendario ó con la misma puntualidad anual de acudir á una fuente milagrosa.

   En esta neoenías de la juventud a alborozos crepusculares de la vejez, la Barranca tiene sus encantos y sus gozos. El negro y lustroso fruto, arrancado de la higuera, pronto llena los platos de loza wue se sirven bajo las glorietas ó entre la enramada que deja escapara el rasgueo de la guitarra al proferir ésta elocuentemente una queja de amor. Las copas del blanco seco, cual cilindros de bruñido topacio, van llegando en los convoyes de metal dorado á enjuagar las gargantas y animar aquel enjambre de regocijados peregrinos que van á besar el pie más pequeño de la mejor manola, vibrante de risa comprimida en el festival de su baile del vientre.

   La hija del Guadalmedina, con su languidez de odalisca que luego cambia en la presurosa actitud de un revoloteo de brazos para erguirse en el zapateado que arranca una ovación delirante; esa mujer, profusa de curvas al arquear su cadera, de luz en sus ojos al retreparse enseñando el nacimiento del busto y llevar su brazo hacia adelante, como persignándose en la rara liturgia de ese baile flamenco que le acompaña un susurro de emoción y un eco elegíaco que termina en el ¡ay! de un pecho ardiente; esa estrella del cielo andaluz que riela con claridad sidérea nuestra frente para enseñarnos que el pueblo obrero tiene también sus leyendas y sus tradiciones, su poesía y su idioma, su culto musical y su idolatría de amor, su vocabulario expresivo de su infinito sufrimiento; esa mujer, astro de pasión, se nos presenta siempre en nuestras fiestas andaluzas, como se muestra la descendiente de los chisperos de Madrid, la chula, en nuestras verbenas de Castilla, inmortalizando su tipo entre el hibridismo de la sociedad de rango.

   Desde aquella Barranca, sobre el Guadalmedina, la guitarra se echa á vuelo trayéndonos, como en los aires de una zambra, una sonata de pasiones, ecos del férvido oleaje de un querer puesto en pecho de zagala ingrata; las cañas del Málaga seco, en esa especie de amor regional,  para el deleite llevan chispas de lumbre del corazón á los ojos, enardecidos con las ráfagas de las bailaoras; los más viejos siguen comiendo brevas sin dar participación al espíritu de los regocijos que procuró el estómago; los menosos persisten en su inevitable ¡olé! ¡olé!; se oyen peteneras y tangos mientras caen del seno de las mozas algunas flores blancas y pasan á las solapas algunos simbólicos botones de flor roja; San Juan les recuerda el lavatorio de las fuentes y la zafa de las aguas como horóscopo del porvenir amatorio, y entre dos luces va desfilando con rumor de melodía aquel conjunto multicolor de vanidades satisfechas, desilusiones, esperanzas y amoríos.

                                                                                                   Clemente Blanco Villegas.

                                                                                                                25-6-1894

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Málaga - 2021

martes, 22 de junio de 2021

LA DE GODINO, UNA NORIA ABANDONA Y EN PROCESO DE DESTRUCCIÓN.

   Buenos días. 

   No vamos a desarrollar un estudio pormenorizado del devenir histórico de esta noria malagueña situada próxima al cauce del Guadalmedina, en el barrio de Martiricos, ejemplo singulares de la tecnología preindustrial por lo que al aprovechamiento del agua se refiere y monumento por derecho propio que convendría conservar.

   El objeto de esta entrada es denunciar el total estado de abandono y serio riesgo de pérdida de esta noria, ejemplar magnífico de la ingeniería hidráulica y de una economía  desarrolladas a lo largo de los siglos en el cauce del Guadalmedina y sus proximidades, que la desidia de las autoridades y de los malagueños están condenando a su desaparición.

   Esto, desde luego, ya no debe de extrañarnos, pues la destrucción del patrimonio histórico malagueño se ha convertido en un deporte nacional en esta ciudad trimilenaria. Deporte que tiene como consecuencia el empobrecimiento patrimonial y cultural de nuestra ciudad, así como que supone un robo y un fraude a las generaciones venideras, al hurtarles el derecho a disfrutar y admirar la obra de sus mayores, a lo que tienen derecho.

   Sobre la Noria de Godino, decir que se halla situada en unos terrenos que cuando la conquista de Málaga por Castilla le fueron entregados a Pedro Sánchez Godino, "... labrador honrrado..."

   Según los textos que leamos, la noria puede tener su origen en el siglo XIV o en el XVII, siendo de esta última fecha la noticia del propietario de la noria que tenemos, Alonso Godino de Zaragoza, quien probablemente ya explotaría la noria.

   Por un documento se sabe que Alonso Godino, en una entrega de doscientos mil ducados que hubo de hacer Málaga y su jurisdicción al rey, entregó 6347 maravedíes. Así mismo, por ese documento sabemos que su huerta estaba junto a una llamada Huerta Perdida.

   Dicho noria, testimonio material de las técnicas de explotación agrícola malagueña, daba agua a las huertas, frutales, viñedos y jardines que ocupaban la extensión de la huerta, llamada precisamente Huerta de Godino, huerta que, por cierto, se hallaba en un sector donde abundaban las huertas, las cuales sobrevivieron hasta mediados del siglo pasado.

   Hoy, dicho monumento se haya en un total estado de abandono y la única obra de mantenimiento realizada en ella en los últimos 30 años ha sido revestirla con cemento para evitar que reviente o se venga abajo. Su parte superior se ve coronada por un pequeño bosquete de árboles o grandes arbustos.

   Hoy en día sigue surtiendo agua, aunque no es potable, siendo aprovechada para riego y lavado por la guardería de la Diputación, que es por donde se accede tanto a la noria como a una mina de agua.

   En 2016 se aprobó en la Comisión de Urbanismo del ayuntamiento malagueño una moción para que tras su cesión por la Diputación de Málaga -su propietaria- se procediera a su restauración y a la adecuación del entorno, pero han pasado cinco años y la noria está cada vez más degradada, su pared convertida en lienzo para las pintadas vulgares de individuos incívicos y su base en contenedor de la basura que el ciudadano tiene la amabilidad de dejar.

   No queremos terminar este artículo sin contar algunas anécdotas que tienen por escenario la Huerta de Godino o de personas relacionadas con ella, acaecidas en los siglo XIX y XX:

  - El veintinueve de enero de 1853, "...un empleado de consumos que estaba de puesto en la huerta de Godino, trató de impedir un contrabando de alcohol, y al intentarlo recibió tres puñaladas que le dejaron agonizante"

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   - El 8 de noviembre de 1868, "Los diarios de Málaga censuran fuertemente el siguiente hecho:  

   El domingo último, hallándose D. Miguel Molina y Terán paseando con su señora en los jardines de la huerta de Godino, de que es administrador, se oyó un tiro y á la vez el silbido de una bala que pasó casi rozándoles, por lo que precipitadamente se retiraron á la casa de campo.

   Poco tiempo después sintieron un segundo y tercer disparo, en cuyo caso, repuesto el caballero que hemos nombrado, se dirigió al sitio de donde venían los tiros, y halló á tres paisanos armados de fusiles que se ejercitaban al blanco, tirando sobre la cerca de obra que tiene la mencionada finca, retirándose estos cuando se presentó el Sr. Blolina, que inspeccionando entonces la tapia, la encontró toda acribillada á balazos.»

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   El 25 de agosto de 1906, "...En la huerta de Godino, sita en el partido de Santa Catalina, ocurrió ayer un desgraciado suceso, del que resultó víctima uná inocente criaturita de siete Años de edad.

A las cinco de la tarde, el niño Antonio Romero Florido, nieto del «areadatario de la finca, acercóse á una noria con tán mala fortuna que fué cogido por los cangilones. Visto por su madre y un tío suyo, que se hallaban cerca, acudieron inmediatamente, sujetando aquélla la caballería, al mismo tiempo que su cañado sacaba al niño de la noria, con toda la cabeza destrozada. El infeliz muchacho falleció momentos después. Avisado el juzgado instructor del distrito de la Merced, personóse en el lugar del suceso, instruyendo las diligencias del caso. La víctima es sobrino del cabo de serenos del 8º distrito.


   - En enero de 1908, "Como ya hemos dicho, un gato rabioso pasados á dos niños en la calle de Alvarez y un perro en igual estado, á cierto trabajador de la Huerta de Godino. Pues bién: resulta que ninguna de esas tres personas pueden ser sometidas al tratamiento antirrábico, por carecerse en Málaga de tubos de pulpa.

   Este hecho incalificable obedece a que el Ayuntamiento sólo pide á Barcelona la pulpa antirrábica después que algún individuo es mordido y no antes, como debiera ser, para aplicar las inoculaciones inmediatamente, en previsión de horribles desgracias.

   Excitamos el celo de las autoridades para que pongan remedio á tan grave descuido."

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   - En marzo de 1908, "...Gabriel Corales Florido, arrendatario en la Huerta de Godino, recibe 260 pesetas de ayuda económica, en concepto de distribución de auxilios á industriales y pequeños propietarios por parte la Comisión Mixta de la Junta Oficial de Socorros y la Cámara de Comercio."

   El día 17 de julio de 1911, "... Francisco Osorio Urbaneja, de 44 años de edad, de varias contusiones situadas en el tercio medio de brazo derecho y contusión con erosión en la parte posterior y media del muslo izquierdo, que se las produjo un toro que se había desmandado de unas cuantas reses que estaban pastando en la Huerta de Godino. Después de curado pasó á su domicilio, estado de pronóstico reservado..."

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Málaga - 2021

domingo, 20 de junio de 2021

EL ACUEDUCTO DE SAN TELMO: UNA CARTA AL DIRECTOR

   Buenos días.

   Hoy domingo hemos escrito correo electrónico a los diarios malagueños SUR y La Opinión de Málaga la carta que desarrollamos tras estas líneas, en la que denunciamos el estado de abandono del Acueducto de San Telmo y donde proponemos alguna idea para su rehabilitación y explotación beneficiosa. 

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Sr. Director, buenos días.

El Acueducto de San Telmo es una de las más importantes obras de ingeniería hidráulica realizadas en España en el siglo XVIII y su puesta en funcionamiento supuso un enorme alivio a la escasez de agua que padecía la ciudad de Málaga.

El día 7 de septiembre de 1784 las fuentes de Málaga empezaron a manar el agua traída por el acueducto, tras recorrer los casi 11 kilómetros de su recorrido y recogida del río Guadalmedina y de los arroyos Ahorcado y Hondo, suponiendo esto un antes y un después en la ciudad, tanto para la población como para la agricultura y la incipiente industria.

Pero resulta que esta obra singular y de gran valor histórico-documental-patrimonial-arquitectónicol de la ingeniería hidráulica española del siglo XVIII realizada en Málaga, se está destruyendo cada día un poco más, cayendo lentamente en el olvido gracias a la pasividad de los ciudadanos y de las instituciones, lo cual no es extraño en una ciudad donde la destrucción del patrimonio histórico es un deporte nacional. Dentro de poco, el acueducto solo lo podremos encontrar en los libros y en las fotos.

Acequia destruida y desaparecida; invasión de esta por parte de árboles, arbustos y basura; puentes desaparecidos, destruidos u ocultados por la tierra; alcubillas y alcantarillas destruidas, ocultas por la tierra y la maleza y llenas de basura; espurgadores medio destrozados; ... Esto es lo que encontramos cuando damos un paseo por su recorrido y no podemos menos que llevarnos las manos a la cabeza al ver cómo se está perdiendo.

¿Es que nadie se da cuenta de lo que se está perdiendo? ¿Es que ni los ciudadanos ni las instituciones piensan hacer nada por evitarlo? ¿Ninguna asociación ciudadana piensa mover un dedo en denunciarlo?

Si lo que queda del Acueducto se rehabilita y se pone en valor y se crea un parque público a lo largo de su recorrido, no solo preservamos un patrimonio histórico que legar a los malagueños del futuro y del que sentirnos orgullosos, es que también obtendríamos que su explotación turística y museística reportaría unos beneficios que en poco tiempo compensarían los gastos realizados en su rehabilitación, pudiéndose unir al jardín botánico-histórico La Concepción, el Molino del Inca y la Noria de la Ventilla, formando una unidad histórico monumental de bastante importancia, un Parque Hidráulico Histórico.

Creo que, al menos, es para pensárselo. Demasiado patrimonio se ha perdido ya en Málaga

Gracias.

IHPMalagueñas

Málaga - 2021

sábado, 19 de junio de 2021

ALGUNOS DATOS DEL ACUEDUCTO DE SAN TELMO

   Buenos días.

   En esta entrada vamos a dar alguna información sobre el Acueducto de San Telmo, esa obra singular y de gran valor histórico-documental-patrimonial de la ingeniería hidráulica española del siglo XVIII realizada en Málaga y que cada día perdemos un poco más.


Puente sobre el Arroyo Quintana

   Empezaremos por decir que tuvo un coste de 2.169.311 reales y 16 maravedíes de vellón. Si alguien sabe cuanto equivaldría a euros y a coste real de hoy, por favor que nos lo diga.

   Tenía -y tiene- una longitud de 13.000 varas, o o que es lo mismo, unos 10.800 metros y comenzó a surtir de agua a las fuentes de la ciudad el siete de septiembre de 1784, suponiendo todo un hito en Málaga, por la extrema escasez que del líquido elemento padecía la población.

   El agua se recogía por dos caminos:

   1- por filtración, que era la destinada a usos domésticos y llegaba a la ciudad, y

   2- por acequia, que era la destinada a los molinos, huertas, viñas, frutales, ..., y con el impuesto cobrado de su uso se costeó en un principio el Colegio Naval y después el Instituto de Segunda Enseñanza.


Restos de un puente 

   Para obtener toda esta agua, se construyó una balsa de decantación, un obstáculo subterráneo realizado con piedras por donde se filtran las aguas. Dicha balsa se construyó en una zona del río llana y horizontal y junto a ella se levantó un muro alargado de 20 varas, unos 17 metros, en dirección sesgada y sobresaliente del nivel del rio una cuarta, casi 30 centímetros, con el objeto de dirigir el agua hacia la izquierda para que caiga en un depósito, el cual tiene una puerta desde la que parte una rampa de 4 varas, unos 3,34 metros, y seis escalones, todo embovedado, desde donde parte el acueducto.

   Desde aquí parte el agua para el consumo humano camino de la ciudad por una tajea -obra de paso o alcantarilla- cubierta de dos órdenes de ladrillo, que sirve de base a la otra que lleva el agua para los molinos y el riego, agua a la que se incorpora a lo largo de su recorrido  la recogida de los arroyos Ahorcado y Hondo, formando así un acueducto de 13.ooo varas, o lo que es lo mismo, 10.800 metros.


Fuente en calle Los Cristos

   El caudal de agua sufre variaciones a lo largo del año, dependiendo de la pluviosidad. Así, en invierno dicho caudal se situaba a mediados del siglo XIX en unas 400 pajas, unos 180 litros, no sabemos si por segundo o por minuto, pues el texto usado no lo especifica. Lo malo es que se formaba mucho barro en la primera presa de las avenidas y había que quitarlo, reduciendo el caudal mientras se limpiaba o no a 132 pajas, unos 61,40 litros.

   En verano el caudal quedaba reducido a 70 pajas, como 31, 5 litros, como mínimo. Suponemos que se referirá en los tres casos a litros por segundo. 

   Toda esta agua llegaba a Málaga y se repartía en 21 fuentes públicas, así como en otras situadas en el interior de edificios y establecimientos privados y públicos. Las fuentes públicas eran a mediados del siglo XIX las siguientes:

Los Molinos (2 fuentes), Camino de Casabermeja, Paseo de Olletas, Plazuela de la Victoria, Plaza de la Merced o de Riego, Plazuela de Santa María, Arco de Granada, Plazuela de la Alcazaba, Plazuela del Obispo, Explanada del embarcadero y aguada del puerto, Plazuela de los Moros, Alameda, fuente principal de la Alameda, Calle Los Cristos, Plazuela de Capuchinos, Carrera de Capuchinos, Calle de la Peña, Plaza de la Constitución y Pasillo de Santo Domingo, que comenzó a dar agua el 26 de junio de 1850.



Dos fuentes en el interior de casas privadas. En calle Álamos.

IHPMalagueñas

Málaga - 2021


- Viaje de España en que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberse, que hay en ella. Antonio Ponz Piquer (Bejís 1725 - Madrid 1792). Madrid, 1794. Este individuo fue académico de la de Historia, secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y miembro de la Económica del País de Madrid. Además, fue pintor y viajero.

- Topografía médica de la ciudad de Málaga. Vicente Martínez y Montes (Granada c. 1810 - Málaga 1893). Málaga, 1852. Este individuo fue médico militar, que ocupó el cargo de jefe facultativo del Hospital Militar de Málaga y de vocal de la Junta Provincial de Sanidad de la misma ciudad.

ALGARROBOS EN EL INTERIOR DEL ACUEDUCTO DE SAN TELMO

    Buenos días.

   Nuevamente -y no va a ser la última- traemos a estas páginas el teme del acueducto , bueno, del abandonado y maltratado Acueducto de San Telmo. Sí, esa gran obra de ingeniería hidráulica del siglo XVIII que los malagueños estamos abandonando y perdiendo cada día un poco más.

   Aquí traigo unas imágenes y un corto vídeo donde podemos ver como en un tramo y en uno de los puentes del acueducto están creciendo árboles, en concreto dos algarrobos, que poco a poco irán destrozando la parte de la acequia y del puente en la que están.

Una vez más preguntamos: ¿es que nadie va a hacer nada por el Acueducto?

Lo del Acueducto de San Telmo es un escándalo. Una obra de ingeniería hidráulica con 250 años de historia y una de las más notables del siglo XVIII, se está perdiendo por la desidia tanto de las instituciones públicas como de la sociedad malagueña. Nadie hace nada de nada por poner en valor lo que aun queda.

Es un desastre. Es la muestra perfecta que ilustra cómo es el malagueño: un perfecto pasota de su patrimonio.

Eso si, cuando ocurra lo que inevitablemente va a ocurrir, este mismo malagueño pasota vociferará y proferirá toda clase de improperios contra todo bicho viviente, responsabilizándolo del desastre desde la barra del bar o desde los foros habilitados al efecto.

En dos ocasiones hemos escrito a una asociación llamada Hispania Nostra, dedicada a denunciar el estado de abandono y riesgo de desaparición del patrimonio arquitectónico español, sea este de la índole que sea y en la región que sea, habiendo conseguido la recuperación de muchos. Les proporcionamos todos los datos que fuimos capaces de dar: documentación, fotos, localización, ..., pero hasta la presenta no han hecho nada de nada, ni caso del estado y peligro de desaparición del Acueducto.

Aquí os dejamos las fotos y el vídeo que decíamos al principio del artículo. Las tres primeras y el vídeo corresponden al algarrobo que está creciendo en el puente.





A continuación, dos fotos del algarrobo que está creciendo en el interior de la acequia:




IHPMalagueñas
Málaga - 2021

martes, 15 de junio de 2021

CATORCE TESTAMENTOS REALIZADOS EN MÁLAGA.

ESCRIBANO ANTONIO CASTILLA. SIGNATURA: 4086. AÑO: 1847.

1- Juan Pérez Cortés y Paula Pérez Sánchez, su consorte. Naturales de Málaga. Hijos de:

- Pedro: hijo de Miguel, natural de Málaga , y de María Cortés, natural de Alhaurín de la Torre.

- Paula: hija de Pedro y Juana Sánchez, naturales de Málaga. Difuntos.

 Página 3-     10-1-1846

 2- Sor Juana Moreno Durán.

 Religiosa profesa del coro y velo del monasterio de San Bernardo, de Málaga. Hija de:

 - Juan. Natural de Cartagena. Difunto.

- Ana Paula Durán. Natural de Campillos. Difunta.

 Páginas: 115-117 vto. No he visto la fecha. Entre 10-1 y 1-3-1846.

 3- María del Carmen Ruiz y Ramos. Natural del Puebla de Río Gordo. Profesó monja y entró en el convento con diez años. Hija de:

 - Antonio. Natural de Ríogordo.

- Francisca. Natural de Ríogordo.

 Páginas: 120-122 r. 1-3-1846

 4- Ana María Cano y Reinoso. No informa de donde es. Abadesa del monasterio de San Bernardo, de Málaga. Hija de:

 - Nicolás. Natural de Ciudad Real. Capitán que fue del regimiento de infantería de Soria. Difunto

- Rosa. Natural de Málaga. Difunta.

 Páginas: 127-128 vto. No he visto la fecha. Entre 1-3 y 17-3-1846.

 5- María Dolores Cano Santa Cruz. Natural de Málaga. Viuda de Santiago Santa María. Hija de:

 - Juan. Natural de Málaga. Difunto.

- María Santa Cruz. Natural de Málaga. Difunta.

 Páginas: 133-139 r. 17-3-1846.

 6- Sor María de Santiago García Gómez. Monja del monasterio de San Bernardo, de Málaga. Hija de:

 - Esteban. Natural de Montejaque. Difunto

 - Juana Gómez Natural de Cortes ¿de la Frontera?. Difunta.

 Páginas: 223- 225 r. 23-6-1846.

 7- María del Carmen San Millán Leyva. Natural de Málaga. Viuda de José San Millán. Hija de:

 - Antonio. Natural de Málaga. Difunto.

- Úrsula de Leyba. Natural de Málaga. Difunta.

 Páginas: 290-298 vto. 6-¿7?-1846.

 8- Francisca Fernández Alarcón. Natural de Málaga. Viuda de José Fernández. Hija de:

 - José. Natural de Málaga. Difunto.

- Inés Alarcón. Natural de Málaga. Difunta.

 Páginas: 333-338 vto. 3-9-1846

 9-  María González Villalobos de la Carrera. De estado honesto. Natural de Málaga. Hija de:

 - Alejandro. Natural de Granada. Difunto.

- María de la Carrera. Natural de Málaga. Difunta.

 Era hermana del teniente general Alejandro González Villalobos de la Carrera. Falleció María a las 13:00 horas del día 26-10-1847.

 Donó a las viudas y huérfanos de la Guerra de la Independencia 12 reales de vellón.

 Páginas: 344-346 vto. 3-10-1846.

 10- Antonio González Velasco. Natural de El Borge. Hijo de:

 - Juan. Natural de El Borge. Difunto.

- Josefa. Natural de El Borge. Difunta.

 Páginas: 387-392 vto. 25-10-1846.

 11- María de los Dolores Leyva de la Rosa. Natural de Alcaudete (Jaén) Hija de:

 - Manuel. Natural de ¿Génova? Coronel. Difunto.

- María Manuela de la Rosa. Natural de Cádiz. Difunta.

 Páginas: 397-400 r. 31-10-1846.

 12- Francisco de Sales Sánchez del Águila Rodríguez. Natural de Granada. Bautizado en la parroquia de Santiago en 1767. Abogado del Colegio de Málaga. Hijo de:

 - José Francisco Sánchez del Águila Quesada. Natural de Granada. Abogado del colegio de Granada. Fallecido el 15-12-1825. Hijo de Sebastián  de María de Quesada y Criado.

- María Magdalena Rodríguez Saborío ¿Mainebo?. Natural de Málaga. Fallecida en Granada. Vivía en la calle del Darro y se celebraron sus funerales en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias. Hija de Bartolomé Rodríguez Saborío y Jacinta ¿Mainebo? ¿Mancebo? Bartolomé era hijo de Mateo y Magdalena de Torres.

 Páginas: 614-618 r. 30-11-1846.

 13- José Domínguez Roldán Fernández. Natural de Galaroza (Huelva) Hijo de Gregorio y de Andrea. Naturales de Galaroza. Difuntos.

 Páginas: 643-648 r. 9-12-1846.

 14- Francisco López Peña Padilla. Presbítero. Natural de Málaga. Hijo de:

 - Francisco. Natural de Málaga.

- María Padilla.

 Fue capellán del castillo de Torremolinos, con fuero íntegro de guerra en activo servicio y sueldo fijo o permanente.

 Páginas: 683-686 r. 27-12-1846.

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Málaga - 2021