Lagos es una pedanía costera oriental del término municipal de Vélez Málaga, situada a unos 12 quilómetros de esta última ciudad y a unos 45 de Málaga capital.
Cuenta con menos
de mil habitantes y debido a que es zona costera, es destino turístico,
habiendo más zona construida que la necesaria para su población, pues cuenta
con segundas residencias de gente de Málaga o de provincias del interior de
Andalucía y con un significativo número de apartamentos turísticos. Además, a unos
7 quilómetros hay un campo de golf.
En este núcleo
poblacional se halla situada una torro vigía, del mismo nombre que la
localidad, fabricada de mampostería, con ladrillo en la base, en las troneras y
en el hueco de la puerta. Se halla la torre a a 20 metros sobre el nivel del
mar y próximo al río -rambla- del mismo nombre-, de forma troncocónica, con 26
metros de perímetro mayor y algo más de 8 metros de altura.
Su interior es una base maciza en su primer
cuerpo, sobre el que se sitúa una cámara dividida en dos alturas: la inferior,
con cuatro ventanucos o troneras y la suprior, que es donde se encuentra la
puerta de entrada, mediante un arco escarzano, orientada al norte y protegida
por un matacán, del que queda poco menos que el recuerdo, y el acceso a la
azotea y la chimenea. En la azotea encontramos un cuerpo circular que sobresale
y que es el tiro de la chimenea para las señales diurnas con humo y donde se
quema combustible para las señales luminosas nocturnas.
Se halla en un
estado aceptable de conservación, aunque presenta zonas deterioradas,
fundamentalmente en la parte superior y junto a la puerta del acceso al
interior de la torre. Además, como no puede ser de otra manera en esta tierra
de vándalos, es víctima de las pintadas estúpidas y sin ningún sentido,
carentes de estética e irrespetuosas con la propiedad pública.
La primera
referencia que he encontrado de esta torre es de hacia 1497, cuando se la menciona como una
estancia del término municipal de Vélez Málaga donde los moros de Benamocarra,
Carcis, Santillana y Peaupel construir dicha torre, recibiendo la ayuda de los
vecinos de Lagos. En 1501 aun aparece como una estancia.
Al final fue construida, con suelo de madera y no de bóveda, aunque durante la revuelta de los moriscos fue quemada, permaneciendo desocupada hasta 1571, tras lo cual se la vuelve a mencionar por Antonio de Berrio y Luis Machuca, quienes informa que a partir de esa fecha, aunque carecía de suelo, se la dota de guarnición. No obstante, ya se habían librado veintiséis ducados para su reparación y adaptación a las necesidades propias de su clase.
"... Desde esta
Estançia de Carchila la Torre de Lagos ... torre respeto de ser sus suelos de
madera y no de boveda, la quemaron los moros despues del lebantamyento. Esta
despoblada hasta quatro de Jullio deste presenta año de 1571que se bolvio a
poblar, no ostante questa sin suelos, los quales y los demas reparos que la
dicha torre a menester se enpeçaran luego a hazer, porquestan rrematados en
veynte y seis ducados, con sus condiçiones hechas y el dinero librado en el
rreceptor de las dichas guardas muchos dias ha por el Conde de Tendilla y y
este dicho dinero, los diez y seis ducados dellos los rreçibio el Capitan Pero
Belez, vezino de la dicha çiudad y los diez rrestantes el rrequeridor de dicho
partido , que fue el que nos dio aviso desto, y assimesmo quedo a su cargo del
mismo rrequeridor hacerlo todo cunplir. Aqui se a de adbertir y tener cuidado
si este dicho rreparo se hace o no por estar el dinero entre las dos personas ya
dichas, podria ser tardar en hazerse."
Las siguientes
noticias sobre ella son ya del siglo XVIII, donde se informa de las
reparaciones que se necesitan hacer, según las visitas de inspección realizadas
durante ese siglo y el siguiente por individuos como Felipe Crame, Antonio
María Bucarelli, Juan de Urbina, Esteban de Aymerick, José Crame, Ramón de
Navas, Francisco Gozar, Joaquí de Villanova y otros, que hablan de reparar
bóveda, piso, recalzos, realizar repellos, reparar la cnimenea, el lugar común,
la escalera, ..., en fin, todo lo que el tiempo -y posiblemente la mala calidad
de los materiales- iba deteriorando.
En el informe de
1763 se dice que tenía dos torreros y ocho fanegas de tierra de secano,
incorporando un cabo en el informe el siguiente año y, al parecer, nunca contó con
pieza de artillería alguna.
En algún momento
debió realizarse una obra de calado en la torre, pues en el informe presentado
por Felipe de Paz en 1803 se dice que "...de nueva planta para señales y se hallaba en un
monte a 200 varas del mar..." buen estado que es reafirmado por
Juan Pérez en su informe de 1821 y por Mauricio Rodríguez de Berlanga en 1830,
añadiendo este que necesitaba una escalera de esparto y otra de madera.
En 1849, Miguel
de Santillana informa que está bastante deteriorada y en 1854, José Herrera
García dice de ella:
"Fundada sobre un
cerro que abanza hacia el mar sin tocar á su orilla por la retirada que ha ido
haciendo este. Dista un quarto de legua largo de la torre anterior [torre vigía
de Güí]. Su forma la de cono truncado: su objetivo vigilar las playas
contiguas: su posición propia para el objeto: necesita varios reparos."
El proyecto de estaciones telegráficas de José Herrera García incluía esta torre dentro de las hábiles para el establecimiento de la línea del telégrafo que recorrería la costa.
Málaga - 2021
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