De Antequera
partió el moro
tres horas antes
del día,
con cartas en la
su mano
en que socorro
pedía;
escritas iban con
sangre,
mas no por falta
de tinta.
El moro que las
llevaba,
ciento y veinte
años avía;
la barva tenía
blanca,
le calva le
reluzía;
toca llevava
tocada,
muy grande precio
valía,
la mora que la labrara,
por su amiga la
tenía.
Por los campos de
Archidonia
a grandes bozes
dezía:
- Oh buen rey, si
tu supieses
mi triste
mensajería,
messarías tus
cabellos
y la tu barva
vellida.
El rey, que venir
lo vido,
a recebir lo
salía,
con treszientos de
caballo
la flor de la
morería.
- Dime, qué nuevas
me traes
de Antequera, essa
mi villa.
- Yo te las diré,
buen rey,
si tú me otorgas
la vida.
- La vida te es
otorgada
si traición en ti
no avía.
- Nunca Alá lo
permitiesse,
hacer tal
villanía.
Mas sepa tu real
alteza
lo que saber
devría
que essa villa de
antequera
en grande aprieto se vía,
que el Infante Don
Fernando
cercada te la
tenía,
fuertemente la
combate
sin cessar noche
ni día.
Manjar que tus
moros comen,
cueros de vaca
cozida.
Buen rey, si no la
socorres,
muy presto se perdería.
muy presto se perdería.
El rey, cuando
aquesto oyera,
de pesar se
amortecía;
haziendo gran
sentimiento,
muchas lágrimas
vertía.
Ninguno le
consolava
porque no lo
permitía.
Mas después en sí
tornado
a grandes bozes
dezía:
- Tóquese mis
añafiles,
trompetas de plata
fina.
Júntense mis
cavalleros,
cuantos en mi
reyno avía.
Vayan con mis dos
hermanos
a Archidonia essa
mi villa,
en socorro de
Antequera,
llave de mi
señoría.
Y ansí con este
mandato
se juntó gran
morería;
ochenta mil peones
fueron
el socorro que
venía,
con cinco mil de
cavallo,
los mejores que
tenía.
Ansí en la Boca
del Asna
este real sentado
avía,
a vista del del
Infante,
el cual ya se aperçibía,
confiando en la
gran victoria
que de ellos Dios
le daría.
Sus gentes bien
ordenadas.
De San Juan era
aquel día.
Cuando se dio la
batalla,
de los nuestros
tan herida,
que por ciento y
vente muertos
quinze mil moros
avía.
Después de aquesta
batalla,
fue la villa
combatida
con lombardas y
pertrechos
y con una gran
bastida,
con que le gana
las torres
de donde era
defendida.
Después dieron el
castillo
los moros a
pleitesía
que, libres con
sus haziendas,
el Infante los
pornía
en la villa de
Archidonía,
lo cual todo se
cumplía.
Y ansí se ganó
Antequera,
a loor de Santa
María.
Editado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Antequera, en 2010, con motivo del VI centenario de la incorporación de Antequera a la Corona de Castilla.
IHPMalagueñas
Málaga - 2017
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