Entre las numerosa estatuas, fuentes, bancos, azulejos que pueblan la impresionante arboleda que es el Parque de Málaga, se encuentra una fuente llamada de La Ninfa de la Caracola.
Se trata de una fuente octogonal con azulejos en cuyo centro, y de entre unas rocas, emerge un pedestal adornado con tiras como de algas sobre el cual se halla situada esta estatua, la cual fue fundida en bronce por el taller de fundición parisino de Antoine Durenne en 1876.
La presencia de esta escultura en Málaga se debe a que el ingeniero José María de Sancha la encargó para aumentar el patrimonio ornamental de la ciudad, embelleciéndola aun más. Junto a esta obra, también trajo a Málaga la Fuente de las Tres Gracias, que se halla en la plaza de Torrijos, delante del Hospital Noble.
El destino de la broncínea escultura fue el Parque, en 1922, formando pareja junto a la también fundida por el francés Durenne en 1876 Ninfa del Cántaro, que había sido donada por el industrial Tomás Trigueros al Ayuntamiento de Málaga.
Desgraciadamente, la estatua resultó drásticamente dañada en los años setenta debido al vandalismo continuado de unos desaprensivos, que tras diferentes ataques la destrozaron, despareciendo la cabeza, el pie, parte del pecho y parte de un brazo y un trozo de la caracola, salvándose algunos fragmentos, que fueron almacenados en el Instituto de la Rosaleda, quedándose a dormir el sueño del olvido en ese centro.
A raíz de la publicación de un trabajo sobre las fuentes malagueñas, se acordaron los responsables del tema de la ninfa olvidada y tras las gestiones de rigor se sacaron y se procedió a su restauración, a partir de los cuales y después de tres años de trabajo, fue restaurada por Salvador Parra en los talleres del Ayuntamiento, valiéndose para ello de dos postales que retrataban a la original y el rostro a partir de otros de estatuas de la época, como los de la Fuente de las Tres Gracias.
Tras haber modelado las partes perdidas con resina mezclada con marmolina, que le dio una textura muy parecida al hierro fundido, los técnicos municipales procedieron a fundir y limpiar los diversos fragmentos, con el objeto de evitar su corrosión, y a instalar, por último, el sistema hidráulico para volver a ser usada como fuente. Añadir que la estatua ya no era de bronce, sino de hierro, a la que se le aplicó una pátina que imita el bronce.
Esto no fue inmediato, no, pues entre la retirada de los restos y su reinstalación en el Parque hubo que esperar treinta años y cuando lo hizo ocupó una glorieta que hasta entonces había estado ocupada por El Biznaguero.
IHPMalagueñas
Málaga - 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario