Rafaela Barés de Herrera, quien debió nacer en el último tercio del siglo XIX, fue una poetisa y escritora malagueña de la que hay muy pocas referencias sobre su vida, tanto personal como profesional. De ella se sabe de cierto que colaboró con algunas revistas entre los años de 1891 y 1923, teniendo noticia de algunos de ellos: Ateneo, el semanario satírico Los Apóstoles y en Málaga católica, revista editada por la Agrupación de Cofradías en los años veinte del pasado siglo.
Parece
ser que a pesar de sus esfuerzos, no obtuvo prestigio ni fama, llevando una vida
de bastantes ahogos económicos. A pesar de ello, tiene en el municipio malagueño
dos calles a ella dedicadas: la calle Rafaela, en el barrio de La Trinidad y la
calle Escritora Rafaela Bares, en la barriada del Puerto de la Torre.
Por la correspondencia que mantuvo con el cronista Díaz de Escovar, parece ser que contrajo matrimonio con Cosme Herrera -de ahí posiblemente su segundo apellido-, con quien tuvo hijos. En una de dichas cartas, confesaba la triste situación económica que sufría:
"... así soporto la vida, de la humanidad huyendo, evitando sus ojos y ocultando mi pobreza.
Mas no crea V., Lloro mi propia maldad, qué miedo es ver sufrir a mis hijos, a toda ventura ajenos. Verlos presa de la anemia, sabiendo que existe el remedio y no comprarlo por falta de recursos...”
También es posible que tuviera un hermano llamado Francisco, que para 1915 era suboficial en la caballería del ejército español.
Al presente, desconocemos donde y cuando falleció esta poetisa malagueña.
Hemos encontrado algunos datos de sus colaboraciones en revistas malagueñas. Así, tenemos conocimiento de la revista que Ateneo, publicó poemas como Tristeza (enero de 1891) y La muerte de mi padre (abril de 1891).
No sabemos donde se publicó ni cuando su poema A la Fé, poema escrito en alabanza de esta virtud teologal y en el cual da razón de lo que para ella era dicha virtud, a la que identifica como "...madre de la esperanza y el consuelo..."
En la revista Los Apóstoles, conocemos un par de publicaciones: Mis creencias, en donde en un párrafo es posible que confiese su falta de creencia en la religión, una sensación de vacío espiritual, sensación compartida por otras autoras malagueñas de la época, como por ejemplo Josefa Ugarte-Barrientos:
"El alma de la pobre pecadora que la cristiana religión no adora y se olvida de todo lo sagrado, irá por los espacios, tristemente, sin reposo, llevando eternamente el peso abrumador de su pecado..."
y el poema El cerdo, el cual apareció en la edición del veintitrés de abril de 1893, páginas. 3 y 6 y que a continuación reproducimos:
CERDO
Cantar
de la Natura los encantos
arduo
trabajo fuera
para
la mente mía, pues se halla
de inspiración exenta.
No
entonará mi voz gigantes himnos
a
tamaña grandeza.
De
tan santa misión la dulce gloria
es solo del Poeta...
Más,
¿qué hacer?, me consumen los deseos
de
expresar mis ideas.
Quiero
elevar al ser que me cautiva
sentida cantinela.
Y
aunque este ser amado es muy... cochino
y
habla mal nuestra lengua,
y
tiene hocico largo y ojos lánguidos
y gachas las orejas...
Él
es mi predilecto, pues comprendo
que
aunque horrible por fuera
oculta
en su interior, el pobre mío
¡unas
cosas tan buenas!
Portada del número en el que aparece el poema |
IHPMalagueñas
Málaga - 2021