lunes, 28 de octubre de 2019

EL CASTILLO DE SANTA CATALINA DE MÁLAGA CAPITAL

   Esta castillo, del que hoy solo quedan apenas unos restos, fue mandado por el obispo Francisco de Mendoza por orden del rey Felipe IV en 1624, en el monte de Santa Catalina, al oriente de la ciudad de Málaga, con el objetivo de avistar a los enemigos que por mar se acercaran a la ciudad de Málaga y avisar de inmediato a la superioridad sita en la ciudad. 

   Conforme pasó el tiempo y no había peligro de invasión de la ciudad por parte de piratas o fuerzas de potencias extranjeras, fue perdiendo paulatiamente su función defensiva y de oteaje del horizonte marino, por lo que fue cayendo en el olvido y la ruina, siendo así hasta que el conde de Mieres, Manuel Loring Martínez de Heredia, lo adquirió y decidió construir una residencia en el lugar, aprovechando para la construcción las ruinas, integrándolas en el conjunto, creando un conjunto arquitectónico de estilo neoárabe. 

   Al día, dicho lugar está ocupado por un hotel lujoso que ha tenido la excelente ideal de respetar el aspecto original de la casa, respetando, así mismo, los restos del antiguo castillo, que es el baluarte y dos torres circulares.

   Es Bien de Interés Cultural y aquí vio por última vez la luz el I conde de Guadalorce, Rafael Benjumea Burín, ingeniero y político, quien a través de su matrimonio con Isabel Heredia Loring-Bebel emparentó con la aristocracia malagueña.

   A continuación, les mostramos una lámina decimonónica del Castillo de Santa Catalina, realizada por V. Páramo en 1871.


IHPMalagueñas
Málaga - 2019

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