En el mes de octubre de 1842 se tenía noticia de que, ¡por fin!, se estaba estrechando el cerco al bandolero Romerito y su banda, que tenían en alarma a la Serranía de Ronda y a las sierras gaditanas y sevillanas fronteras a las malagueñas.
Era la de Romerito una banda con todos sus miembros montados a caballo, bien armados, conocedores de las fragosidades de la Serranía de Ronda y avituallados por algunos vecinos de aquellos pueblos, cómplices de sus delitos y crímenes.
Era la de Romerito una banda con todos sus miembros montados a caballo, bien armados, conocedores de las fragosidades de la Serranía de Ronda y avituallados por algunos vecinos de aquellos pueblos, cómplices de sus delitos y crímenes.
A primeros de mes se comunicaba que entre el diecisiete y el diecinueve de septiembre había sido batida y dispersada una de las dos partidas acaudilladas por este forajido y que se escondían en la sierra, logrando apresar a siete de los malhechores la Milicia Nacional de Algatocín, mandada por D. Gabriel Gonzalez, entre ellos a
- Francisco Barragán apodado el Chiclanero, vecino de Algatocín,
- Francisco Quirós Roabayo, vecino de Algatocín
- Juan Ruiz, vecino de Genalguacil,
- Diego Márquez Mena, vecino de Benalauría, y
- Joaquín Álvarez Romero, apodado el Fraile, natural de Benalauría y sobrino de el Romerito.
Otros tres consiguieron escapar y refugiarse en las fragosidades de la sierra.
A finales de ese mismo mes de octubre, se comunicaba, para alegría de los ciudadanos, que otra de las partidas capitaneadas por Romerito estaba siendo cazada y liquidada, gracias a los esfuerzos llevados a cabo por el diputado provincial de Cádiz D. José González de la Vega, quien estaba comisionado para la persecución de esos bandidos, contando con la ayuda inestimable del Señor Alcalde primero de Algatocín, el anteriormente citado D. Gabriel González.
Tras la persecución llevada a cabo, se da cuenta de haberse capturado a muchos de los bandidos, no dudándose de la captura de los pocos que quedan en libertad e incluso del mismo Romerito, aunque acerca de este individuo corría el rumor de que podía haber sido asesinado.
Sea como fuere, parece que los honrados vecinos de esas sierras pueden respirar tranquilos y vivir sus vidas con menos sobresaltos, libres, al menos, de esa banda de delincuentes, aunque aun es mucho el trabajo que le quedaba a la Autoridad por hacer para limpiar las sierras y caminos de la provincia de Málaga y adyacentes de estos indeseables perturbadores de la paz y la libertad de los ciudadanos de bien.
Desde aquí, ciento setenta y cinco años después, felicitamos a los individuos de la Milicia Nacional que contribuyeron a hacer más seguros los caminos y más seguras las vidas y haciendas de los malagueños de entonces.
IHPMalaguñas
Málaga - 2017
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