A veces la vida nos pone en situaciones inesperadas y cuando menos lo pensamos nos encontramos metidos de hoy y coz en un problema de insoportable solución y más insoportable aun gestión.
Esto es lo que le ocurrió al protagonista de la noticia aparecida en la Gaceta. Lean, lean:
La Gaceta, 22 de Setiembre de 1856.
Málaga, 18 de Setiembre.—
Debe haber llegado ya á
un pueblo de esta provincia un pobre anciano que durante
largos años ha estado entre los moros como esclavo
primero, y luego sirviendo.
No es del caso referir las
causas que le llevaron allí, adonde parece pasó desde
Melilla. Cuando esto sucedió dejó en su pueblo á su esposa
y dos hijos, uno de pecho y otro de cuatro años,
quienes, como es de suponer, no conocían á su padre ni
este á sus hijos.
Ultimamente estaba en Tánger ú Oran:
en los muchos años que ha vivido entre los africanos ha
sufrido vicisitudes notables, y bien podría componerse
una novela de esta larga época de su vida.
El año pasado
dió la casualidad de que habiendo ido un sujeto de esta
ciudad [Málaga] á uno de los referidos puntos, oyó casualmente al
tal hablar el español: la curiosidad le movió á hacerle algunas preguntas, y el supuesto moro le dijo quién era.
La casualidad hizo también que el tal sujeto conociese á
los hijos de aquel, ya hombres y casados: y despues de
oir de boca del viejo que deseaba morir en el seno de su
familia, se vino á esta ciudad, y puso en conocimiento de
los hijos cómo su padre vivia, dónde estaba y de qué
modo.
Desde entonces se buscaron medios y trazas para
ponerse en comunicación, y últimamente hace pocos
diás que dicho sujeto, acompañado de los referidos hijos,
pasaron de nuevo á Africa.
Alli se conocieron, y últimamente, de acuerdo con un patrón, y valiéndose de diferentes
medios, pudieron embarcar al viejo y volverlo al
seno de su familia.
Deberemos añadir, que cuando por primera vez cayó
en poder de los moros fue vendido por 30 r s.; una segunda
vez por 60; que se fugó del poder de su amo desde lo interior del país, y pudo venirse al litoral,
donde entró al servicio de otro moro, en el que ha permanecido
hasta su feliz fuga. También parece que tuvo
que contraer matrimonio con una esclava ó sirvienta del
amo con quien estaba.
Después de tantas vicisitudes tendrá
al menos, el consuelo de acabar sus dias entre sus
hijos, y con los auxilios de nuestra Santa Religión.
IHPMalagueñas
Málaga - 2017
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