Y lo hago, porque este pueblo tiene una importante colonia de sus nacionales en nuestra provincia y que aparte de su trabajo, nos están aportando una nueva visión del mundo, una nueva (aunque muy antigua) cultura y un nuevo idioma que seguro que algo aportará al bagaje cultural de esta provincia malagueña, habiendo entrado a formar parte de nuestra historia y que los malagueños, creo, estamos obligados a conocer.
Nos une a ellos la pertenencia a un mismo continente, una religión común y otros aspectos más que nos debe hacer tener un interés por conocerlos mejor.
Ahí la dejo por si a alguien le interesa.
Hoy, domingo 30 de enero de 2011, he
asistido a la celebración de la eucaristía por el rito ortodoxo ucraniano, que se
celebra los domingos a las nueve de la mañana en la parroquia de Cristo
Rey, en Ciudad Jardín, Málaga capital.
Lo primero que me llama la atención es que todas las mujeres asisten al
culto tocadas con un velo y la que no llevaba velo portaba un sombrero.
Algunas, al entrar, tocan el suelo tres veces, santiguándose tres
veces, una por cada vez que tocan el suelo.
Cuando entran al templo se dirigen los fieles a una mesita donde aparte
de estampitas religiosas y devocionarios y similares, compran unas
velitas que luego ponen encendidas en un velero que se haya próximo al
altar. También, en esa misma mesa, toman un papel en el que escriben
algo y se lo entregan a la persona, una mujer, que se haya al cargo de
la mesita, papel que se ponen todos juntos y que luego se lo llevan a no
se donde.
Las imágenes son los conocidos iconos y delante del altar, sobre un
alto atril se haya un icono con la figura de Cristo, que al final del
oficio los fieles pasan ante el besándolo.
Al comenzar el acto, el sacerdote, o pope, purifica el lugar por medio
de un incensario, por todo el alrededor del altar y por todos los
lugares donde se encuentran las imágenes y las Sagradas Escrituras, tras
lo cual se ausenta. Todo el mundo está callado. El sacerdote sale
poniéndose de espaldas al pueblo y besa las Santas Escrituras, empezando
el pueblo a orar. Un coro de gente empieza a cantar y ya, coro y
sacerdote, realizan toda la misa cantando.
Al principio del acto dos mujeres y dos hombres se ponen junto al
altar, las mujeres portando unos estandartes y los hombres una vela cada
uno y así durante toda la misa. Después el sacerdote pasea por todo el
entorno del altar portando las Sagradas Escrituras y, después, con el
bonete o sombrero quitado, se presenta ante los iconos del altar, besándolos, se
santigua, se pone el bonete o sombrero y continúa con el oficio.
Todos los fieles se santiguan y se inclinan innumerables veces durante todo el oficio.
El sacerdote vuelve a usar el incensario mientras ora cantando,
permaneciendo entretanto los fieles en silencio y después de un rato de
oración por parte del sacerdote y respuestas de los fieles, el coro
canta el aleluya, arrodillándose acto continuo los fieles. Es cuando el
sacerdote canta la oración que, supongo, corresponde a la conmemoración
de la Última Cena. En ese momento un grupo de mujeres se encuentra
arrodillada ante el altar y el sacerdote. Tras esto habla este durante
un buen rato, respondiendo de vez en cuando el pueblo, cantando, por
supuesto y a los que más se oye es al coro, porque en general a los
fieles se les escucha poco. El sacerdote, que se ha quitado el sombrero,
se mueve mucho por el altar, supongo que acudiendo a cada icono a
honrarlo. Mientras el coro y, supuestamente el pueblo, siguen cantando,
siendo entonces cuando el sacerdote muestra los cálices, que están
cubiertos con un pañito, creo que rojo, con una cruz bordada, mientras
canta la oración estando durante ese momento los dos monaguillos delante
de el con una vela cada uno.
Continúan las oraciones mientras el sacerdote, nuevamente, purifica el
lugar con el incensario a la vez que suena una campanilla, permaneciendo
mientras tanto los fieles de rodillas y el sacerdote de espaldas a
este. En esos momentos es cuando se produce la transustaciación del pan y
del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, arrodillándose y
postrándose ante el altar el sacerdote. Tras esto nueva purificación por
medio del incensario, se canta algo que me pareció debía ser el Gloria,
tras lo cual nuevamente los fieles se ponen de rodillas. Delante del
altar hay una celosía con tres puertas y en ese momento se corren las
cortinas de cada puerta, y se vuelve a entonar el aleluya. Se produce el
silencio durante unos momentos, rotos por los cantos de las oraciones a
la vez que se descorren las cortinas y antes de dar la sangre de Cristo, el sacerdote
da una alocución.
Tras tomar la sangre de Cristo, los fieles besan el cáliz. Luego
oraciones y nuevamente se purifica el lugar con el incensario. Después,
con los cálices, da una vuelta por el altar y los deposita en una mesa.
En ese momento es cuando una mujer con una vela y otra con una
canastilla pasan haciendo la colecta. Mientras el sacerdote se pone el
sombrero y comienza la parte final de la misa, momento que se aprovecha
para que un par de niños se paseen por entre los fieles, uno portando
una vela y otro portando una canastilla con trocitos de pan, que toman
los fieles y, santiguándose primero, se lo toman: debe ser el Cuerpo de
Cristo.
Una vez finalizado el oficio y como colofón, el sacerdote está durante
un rato dando una alocución, supongo que será una especie de homilía,
tras la cual se dirige al altar, besa la imagen de Cristo, traspasa la
celosía, se cierran las cortinas y la gente empieza a desfilar ante el
atril donde se halla un icono de Cristo, ante el cual se santiguan y
luego besan. Después, se acercan a la imagen de la Virgen con el Niño, oran
y luego se van, cada uno a su lugar, bien solos, bien en grupos.
Como curiosidad decir que están llegando fieles prácticamente a lo
largo de todo el culto o, bien, marchándose a lo largo de el. Es de
destacar también el respeto y educación con el que se conducen durante
todo el oficio, atendiendo y santiguándose durante todo el tempo que
dura; no se escucha sonar ningún teléfono y los niños -pocos- no dan la
lata. En general, todos van muy bien vestidos y cuando hablan entre
ellos lo hacen en voz muy baja, con lo cual no molestan, así como no
están tosiendo todo el rato ni haciendo ruidos innecesarios.
Es una
pequeña comunidad, calculo que habría alrededor de cuarenta o cincuenta
personas.
Los monaguillos, uno mayor que el otro, usaban vestiduras
apropiadas para el caso, con bordados y colores. Toda la comunidad es de
raza blanca, habiéndolos rubios y morenos.
Parece ser que durante el ritual, aparte del ucraniano, se emplea también el griego. Dura el oficio poco más de una hora.
IHPMalagueñas
Málaga - 2017
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