martes, 20 de septiembre de 2016

LA ÚLTIMA CASA DE GÁLVEZ GINACHERO, EN MÁLAGA CIUDAD

- LA ÚLTIMA RESISTENTE -



  Que la avenida de Gálvez Ginachero es una sucesión constante de grandes edificios desprovisto de encanto y de historia, es algo que no se necesita demostrar: a la vista está.



   Esa avenida, de su antigua fisonomía, solo puede ofrecer, al día de hoy, cuatro ejemplos que nos hablen de como fue el ayer de esta calle:

- el Hospital Civil,
- el Colegio de San José de la Montaña,
- la Fuente Alcubilla,
- y la casa número 3, la resistencia.



   Del Hosital Civil, del Colegio y de la Fuente Alcubilla no vamos a hablar. 

   De lo que vamos a hablar es de la casa número 3 de la avenida, la cual hace esquina, en su parte frontal, con la calle de Malasaña -nº 63- y por atrás con la calle de Luchana -nº 4- Ni que decir tiene que está decorada con las más exquisitas y elegantes muestras del arte grafitero que gastamos por estas latitudes.


   Bueno, como no somos arquitectos ni aparejadores no vamos a hablar de sus características arquitectónicas, porque de entrada, no sabemos que decir, y de salida, meteremos la pata, de modo que en eso, mejor callados.



   Pero si queremos hacer una llamada de atención a quien corresponda poniendo en cuestión si de verdad merece la pena dejar que esta casa desaparezca, no quedando, así, ni rastro de como fue la calle en una época. En un futuro no lejano, los que hereden la ciudad podrán pensar que nunca fue de otra manera y que siempre se vivió encajonadoa entre grandes bloques de hormigón sin estilo llamativo y sin encanto. Su actual suerte es que hace esquina con tres calles y, así, no pasa desapercibida al estar escondida entre dos -seguramente- horribles bloques.



   Y que conste que no ponemos en cuestión el derecho del propietario de hacer con su propiedad lo que crea más oportuno para sus intereses. Pero creemos que debería reflexionar, al menos unos segundos, sobre ello.



   Así mismo, los organismos competentes, creemos, deberían tener en cuenta el cada vez más delgado patrimonio urbano, pues bastante de culpa tienen y junto con la desidia y desinterés de los malagueños están colaborando a su cada vez mayor desaparición.



   Los años del desarrollismo salvaje terminaron y a día de hoy vivimos en una época en que si se puede preservar y poner en valor el patrimonio que esta ciudad ofrece, así como hacer campañas de concienciación ciudadana acerca de la necesidad de que todos, cada uno en la medida de sus posibilidades, cuidemos el legado de siglos. 

   Amén.

IHPMalagueñas
Málaga - 2016

1 comentario:

  1. Allí me crié, y corrí por esas calles.Esa fabrica llena de máquinas, el olor a café recién tostado y como no a chocolate. Es lo que queda de la Málaga del otro siglo.
    El propietario y sus herederos espera que llegue una cartera llena.
    Yo espero que su abuelo se sienta orgulloso delo que hagan.

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