martes, 3 de octubre de 2023

EL ANGELOTE DE LA COLEGIATA DE SAN SEBASTIÁN DE ANTEQUERA


 La torre de la colegiata de San Sebastián

   Según he estado leyendo, parece ser que El Angelote -un ángel-veleta de casi tres metros de altura- que culmina la torre de la colegiata de San Sebastián de la ciudad de Antequera, fue colocado en el año de 1707.

   Se trata de una estatua diseñada por el alarife antequerano Andrés Burgueño, siendo realizada con pletina de hierro forjado y forrada con chapa de cobre, siendo una de las veletas más importantes de Andalucía y símbolo o icono de la ciudad de Antequera. Se dice que en su pecho se guarda una reliquia de Santa Eufemia, patrona de Antequera.


Vista aérea del Angelote

   En el año de 1772 se bajó de la torre para realizar una restauración del chapitel de la torre y  una vez en el suelo El Angelote, se aprovechó para dorarlo y una vez recolocado en su sitio, lucir con todo su esplendor y belleza. Aunque, desde luego, no fue esta la única vez que bajó de las alturas y tomar tierra. 

   El diez de junio de 1926 y como consecuencia de un cohete disparado durante la procesión de la octava del Corpus, se produjo un incendio en la torre y a consecuencia de ello El Angelote se vino abajo, no cayendo, de milagro, sobre la casa de la familia Bouderé, no causando daños personales. El Angelote, que resultó bastante dañado, fue llevado a Sevilla para su restauración.

   El periódico El Sol de Antequera narró así el suceso:

   "DESPUÉS DEL INCENDIO 

    Es preciso reparar la torre de San Sebastián 

    NUESTRA INICIATIVA

   Aun estamos, cuando escribimos estas cuartillas, bajo la fuerte impresión dolorosa y acongojada, que, como a todo el pueblo, nos produjo el fatal siniestro del jueves. ¡La torre de San Sebastián, la elegante y gentil, la más bella de nuestra ciudad, ardiendo! ¡El celebérrimo «Angelote», a punto de caer y destruirse! ¡La amenaza sobre nuestra histórica y artística Colegiata y su importante Archivo parroquial y el peligro para las casas inmediatas! 

   Fué una hora la primera del incendio, de emoción y temor: de esperanza, por que el Angelote resistiera al fuego, y de fuerte zozobra, al caer con la armadura de la techumbre envuelta en grandes llamas, que milagrosamente no cayó sobre el tejado de la casa de los señores de Bouderé. Al fin extinguióse el fuego, por fortuna, en el primer cuerpo de campanas, y no hubo que lamentar mayores daños, que hubieran sido terribles de propagarse a la iglesia o viviendas anejas. 

    Y ahí ha quedado la torre graciosa y simpática, truncada, rota, quién sabe Por cuanto tiempo...

   ¡Es ahora cuando nos damos cuenta que lo que amamos a esa torre, en la que se concentran amores locales recuerdos de la infancia, de la mocedad, de toda ja vida; esa torre, que descuella sobre todas las casas y asoma gallarda por todas las calles, y es en la lejanía, igual que el Papabellotas, como una mano Maternal que saluda al ausente antequerano cuando retorna...! ¡Y al Angelote, ese muñeco de cobre que tenía ser por por obra y gracia del pueblo que le había tribuido un carácter bonachón y simpático en sus cantares y decires! 

   Para darse cuenta de ese sentimiento que hacia la torre y su Angelote nos anima, basta saber sentir emoción por las cosas que nos rodean familiarmente, por el hogar, por el pueblo nativo, cuyas calles y cuyas piedras despiertan en nosotros íntimos recuerdos y sugestivas impresiones.

   Más sensible la mujer a estos sentimientos, o más expontánea para manifestarlos, en muchos ojos femeninos asomaron las lágrimas el jueves, viendo la destrucción del Angelote desde los balcones, tejados y azoteas de todas las casas. Hasta las monjitas claustradas rompieron sus reglas para ver el incendio desde sus altas torres... 

   Pero, ¿será posible que quede así la torre de San Sebastián por mucho tiempo? ¡No! Es preciso que los antequeranos, que todos sienten igual cariño por sus cosas, acudan a remediar el daño para que nuestros descendientes no tengan que recriminarnos por el abandono de la torre mutilada.

   Nosotros, sin reparar en nuestras modestas fuerzas, no vacilamos en lanzar la iniciativa de hacer una suscripción popular a la que esperamos contribuirán todos, altos y bajos, cada cual con el óbolo que le sea dable, seguros de obtener en breve plazo, con este esfuerzo de los antequeranos y personas amantes de este pueblo, la cantidad necesaria para la reparación. 

   Para ello solicitaremos la autorización necesaria de las autoridades eclesiásticas y civiles, y esperamos contar con la colaboración de cuantos sientan cariño por esta idea.


La torre con el chapitel y Angelote en llamas

   Parece ser que tiempo más tarde, se soltó la flecha de la veleta, cayendo al suelo, sin causar, tampoco esta vez, desgracias personales.

   En 2010, fue de nuevo bajado de su privilegiada atalaya para ser sometido a un proceso de restauración, durante el cual  se desmontó en sus piezas y se sustituyó el zinc por chapa de cobre, siendo posteriormente dorado con pan de oro de 22 quilates, esto sufragado por la entidad bancaria CAJAMAR.

   Para que quedara constancia de este hecho, decidió el Ayuntamiento introducir en uno de los brazos del Angelote un documento en el que se recuerda que la bajada y restauración de la veleta se produjo durante el año de 2010, año precisamente que coincide con la celebración del sexto centenario de la incorporación de Antequera a la corona de Castilla.

   En la mañana del doce de enero de 2011, no obstante, fue cuando El Angelote volvió a ocupar su lugar centenario. 

   Bien, ahora quiero comentar una cosa respecto a desde cuando está la figura del Angelote en lo alto de la parte más alta de la colegiata.

   Sabemos que la iglesia de San Sebastián se comenzó a levantar en 1548 en estilo renacentista y que en 1692 fue elevada a la categoría de Insigne Colegial, sufriendo desde entonces una profunda transformación y embellecimiento, comenzándose a levantar el primer cuerpo de la actual torre de la mano de Ignacio de Urzueta y continuada a partir de 1701 por el antequerano Andrés Burgueño. En 1722, Nicolás Mejía sustituyó el chapitel primitivo por uno nuevo, que fue el que se quemó en 1926.

   Mirando por ahí, he visto una litografía o dibujo titulado Antequera según se hallaba en 1679, al pie de la cual hay un texto que dice los siguiente: 

   "Vista tomada del cuadro original que existe en la iglesia de Sto. Domingo de la misma"

IHPMalagueñas

Málaga - 2023