Nació en la ciudad de Málaga, el primero de junio de 1829,
hijo de Antonio Simonet Gómez y de Josefa Baca Muñoz. Fue bautizado en la
parroquia de Santiago.
Recibió en sus primeros años una educación estricta y
religiosa, llegando a ingresar, por deseo de su padre, en el Seminario menor de
Málaga.
Con dieciocho años y contando con una excelente formación, decide
abandonar la carrera eclesiástica, empezando a dar sus primeros como ensayista,
a la vez que se introduce en el mundo literario malagueño, siendo uno de los
fundadores de la revista La Joven Málaga,
en la que colaboró con entusiasmo y asiduidad.
Gracias a su contrastada y constante aplicación a los
estudios, obtiene una beca, los cuales continuarán empezando sus estudios del árabe y
destacando sobremanera en Latín.
Contando ya con veinte años, se traslada a Madrid para
continuar sus estudios, acogiéndose a la protección de su paisano, el escritor
Serafín Estébanez Calderón, quien le encarga que arregle y ponga al día su
biblioteca, a la vez que le introduce en el aprendizaje de la lengua árabe. Fue
Estébanez Calderón quien le puso un mote de Calepino,
en referencia a sus conocimientos del latín.
Entre los años de 1850 y 1853, publicó trabajos en la
Revista Pintoresca, suplemento del periódico malagueño El Avisador Malagueño.
El veinte de agosto de 1851 obtiene el encargo de que pasara
a la Real Biblioteca de El Escorial para realizar varios trabajos sobre los
manuscritos arábigos allí existentes, para escribir la Historia de la
Infantería Española que estaba realizando Estébanez Calderón, que en ese
momento era presidente de la Comisión nombrada por el Gobierno para tal efecto.
Estébanez realizó un informe dando noticia de la laboriosidad e inteligencia
con que Simonet había llevado a cabo su trabajo.
El siete de diciembre de 1854, el Director General de
Correos le nombró auxiliar en esa Dirección General, empleo que obtuvo hasta el
dos de diciembre de 1856, que fue declarado cesante, pasando el primero de
abril de 1857 a ocupar plaza de oficial de la Comisión Regia de Escuelas
Públicas de Madrid, compaginando dicho empleo con los estudios.
No fue solo a Madrid a aprender lengua árabe y poner orden
en la biblioteca de Estébanez Calderón, pues sus intereses eran mucho más
amplios y, así, se matricula en la facultad de Derecho, obteniendo el grado de
Bachiller en Derecho Civil y Canónico el cinco de mayo de 1859 y obteniendo la
licenciatura el siguiente diez de noviembre, expidiéndosele el título el
primero de enero de 1860.
A la vez, entre 1857 y 1859, explicó en la cátedra del
Ateneo Científico y Literario de Madrid las asignaturas de Historia literaria
de los árabes de España, Lengua y literatura árabe y Árabe vulgar de Marruecos.
Durante estos estudios en la facultad de Filosofía y Letras,
se matricula en la carrera de Filosofía y Letras, obteniendo el grado de
Bachiller el diez de junio de 1860.
Primera página de su expediente personal
Antes de esto último, el veinticuatro de septiembre de 1859,
es nombrado Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, como premio
por haber servido al Estado en la
traducción de documentos arábigos de la corte de Marruecos.
Termina su carrera de Filosofía y Letras, en la que se
licenció el diecisiete de mayo de 1862, con sobresaliente, expidiéndosele el
título el veintiocho de julio de 1864, doctorándose en esa misma facultad con
la censura de sobresaliente el veinticuatro de febrero de 1864, doctorándose
con la tesis El Siglo de Oro de la
literatura arábigo-española. Se le expidió el título de doctor el doce de
noviembre de 1867.
Antes, el veinticuatro de febrero de 1862 y en virtud de un
oficio remitido por el Gobernador e Málaga, el rector de la Universidad de
Granada le encomendó la traducción de un documento en lengua árabe y el primero
de marzo es recibido como miembro de la Real Academia de la Historia.
A la par de todo esto, adquiere una gran reputación como arabista
y obtiene la Cátedra de Árabe en la Universidad de Granada el seis de febrero
de 1862, a la que se incorpora el siguiente dieciséis de septiembre, leyendo el
discurso Importancia y utilidad del
estudio de los autores arábigos para ilustrar la historia de España.
El tres de diciembre siguiente, es nombrado socio
corresponsal de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Mallorca.
El dieciséis de septiembre de 1863, obtiene permiso para
volver a la biblioteca de El Escorial para consultar los manuscritos árabes
allí custodiados. Dos días después, el Director General de Instrucción Pública
le nombró individuo del tribunal de censuras a una cátedra de lengua hebrea
vacante en la Universidad de Oviedo.
El catorce de abril de 1865 recibe el nombramiento de
Presidente de la sección de ciencias filosóficas de la Academia de Ciencias y
Literatura del Liceo de Granada.
Entre 1858 y 1865 publica siete trabajos:
- Leyendas históricas
árabes que obtiene una excelente acogida en los círculos culturales de
Madrid;
- Almanzor, leyenda
histórica;
- Alcázares célebres
en la historia de los árabes;
- La conquista de
Tetuán;
- La Alhambra y el
Escorial;
- Geografía de la España
Árabe;
- Descripción del Reino
de Granada bajo el reino Nazarita sacada de los textos árabes.
Esta última obra reviste bastante importancia, pues en incluye
texto inédito del historiador, político y poeta Ibn Al Jatib, al cual debemos
mucha información sobre su época. También fue esta obra considerada por el Director General de
Instrucción Pública como de utilidad pública, por lo que mandó que se
imprimieran ciento treinta y cuatro ejemplares con destino a los
establecimientos de instrucción pública. Así mismo, la Dirección General de la
Real Academia de la Historia emitió un dictamen muy favorable de dicha obra,
elogiando su erudición y su esmerada edición.
El dieciséis de febrero de 1866 es nombrado vocal del
Tribunal de censura a la cátedra vacante de Geografía e Historia en el Instituto de Jaén, aunque parece que no
llegó a ocuparla.
Contrae matrimonio con María Manuela Sánchez Villanueva, en
Granada, el 20 de mayo de 1866. Tuvieron una única hija, Isabel, que a la
muerte de su padre ingresó en la Comunidad de las Adoratrices de Madrid.
Este mismo año de 1866 es nombrado individuo de la Comisión de
Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Granada, y el seis de
noviembre, también del mismo año, el rector de la universidad granadina, le encarga
interinamente de la continuación de una Historia de España que se estaba
realizando en esa universidad, cargo que ocupó hasta el siguiente siete de
enero.
Una vez asentado en Granada, continuar su trabajo como
arabista, pudiendo disponer para realizarlo el gran número de textos en árabe
de la época de Al Ándalus disponibles en la Universidad granadina, lo que le
permite profundizar en el estudio de los mózarabes, su época y su entorno
político, religioso, geográfico, social, económico, ..., y es gracias a estos
estudios, por lo que al año siguiente, 1867, la Real Academia de la Historia le
concede el premio designado para la mejor historia sobre los mozárabes en
Granada.
El veintiséis de abril de 1867, comienza a desempeñar la
cátedra de 2º curso de lengua árabe y el treinta y uno de mayo, asciende en el
escalafón de antigüedad de catedráticos de universidad del reino, viendo así
incrementados sus emolumentos a mil cuatrocientos escuos, permitiéndole un
mayor desahogo económico.
El siguiente veinticinco de marzo, vuelve a encargársele de
nuevo la cátedra de Lengua Árabe, en la misma facultad y universidad,
conservando la suya numeraria. Empezó a desempeñarla el veintiséis de octubre y
continuó haciéndolo hasta que por orden superior fue suprimida el treinta y uno
de octubre de 1868.
Con motivo de la revolución de 1868 se adhirió a la causa
del pretendiente Carlos de Borbón y Austria-Este, pasando a ser uno de los
promotores del diario carlista granadino
La Esperanza del Pueblo, fundado por él y el también catedrático Leopoldo
Eguilaz Yanguas.
El dieciocho de octubre de 1872, el rector granadino le
nombra para la cátedra libre de Historia de la Filosofía, perteneciente al
periodo de doctorado que había sido establecido poco antes por la Diputación de
Granada, empleo en el que estuvo hasta que dicha cátedra fue suprimida el
treinte de septiembre de 1874.
Poco años después, se hace cargo del Decanato de la Facultad
de Filosofía y Letras de Granada, y en el desempeño de este empleo, publica en
1879 la biografía de Omar Ben Hafsun, el caudillo hispano godo que tuvo en
jaque al Emirato de Córdoba entre los años de 890 y 918.
El año de 1888, ve la luz -a sus expensas- su obra más
importante: Glosario de voces Ibéricas y
Latinas usadas entre los mozárabes, que fue premiada en concurso público
por la Real Academia Española. Como hombre agradecido, dicha obra la dedicó a
quien fue su protector durante tantos años: Serafín Estébanez Calderón.
Este mismo año de 1888 y quizás desencantado con la causa
carlista, pasó a militar en las filas del Partido Católico Nacional, más
conocido como Partido Integrista, de abogado, periodista y político Ramón
Nocedal, publicando con frecuencia en el periódico El Siglo Futuro, el principal órgano de prensa de este partido.
En 1891, Simonet es designado para acudir a Londres a tomar
parte en el Congreso Internacional de Orientalistas y poco tiempo después
concurrió al de Africanistas.
En octubre de 1892, tomó parte en el Congreso Católico de
Sevilla, actuando en representación del periódico El Siglo Futuro y
del partido integrista.
En septiembre de 1896, Francisco Javier Simonet figuraba -junto
con su amigo y compañero de facultad, el catedrático y arabista Leopoldo Eguílaz- como uno de los católicos
granadinos que se adhirieron al Congreso Antimasónico celebrado en la
ciudad de Trento en 1896.
Era un declarado antiliberal y en consonancia con eso, regaló
a la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada un ejemplar de
la edición políglota de El liberalismo es
pecado.
Cuando habiendo acabado su importante obra Historia de los mozárabes de España deducida
de sus mejores y más auténticos testimonios de los escritores cristianos y
árabes va a publicarla, le ataca una enfermedad de la cual no puede
recuperarse, falleciendo en Madrid el 9 de julio de 1897.
De su producción literaria, aunque fue extensísima, vamos a
dar los títulos de las obras que publicó en la antes mencionada en la Revista
Pintoresca, suplemento del periódico malagueño El Avisador Malagueño, entre los
años de 1850 y 1853:
-
Historia de la sultana Zahira y del príncipe Abul-ben-Said-ben Allá (1850);
- A mi
querido amigo Rafael Medina Isasi. Despedida (1851);
- El
castillo de Óznar (1851);
- Sobre
la poesía oriental (1851);
- A María
Santísima. Plegaria (1852);
- Un
recuerdo (1852);
- El
judío Samuel Ebn´Adía. Episodio histórico (1853);
- A una
flor
(1853).
Noticia de su enfermedad aparecida en la página 3 del periódico El Siglo Futuro del 8-7-1897 :
Se encuentra gravemente enfermo en esta corte nuestro muy
querido y respetable amigo, D. Francisco Javier Simonet, catedrático de la
Universidad de Granada.
Se le ha administrado el Santo Viático y la Extremaunción,
que ha recibido con singular fervor, edificando á cuantos presenciaron la
tierna ceremonia.
Rogamos á nuestros amigos nos ayuden á pedir á Dios que
conceda á nuestro querido amigo el Sr. Simonet lo que más convenga al bien de
su alma.
Noticia de su muerte en la primera página del periódico La Unión Católica del día 9-7-1897:
Francisco Javier
Simonet.
La gravísima enfermedad del Sr. Simonet ha tenido un triste
desenlace. A las dos y media ha entregado su alma á Dios el ilustre catedrático
en la Plaza Mayor num. 1.
Damos nuestro más sentido pésame á su distinguida familia, y
rogamos á nuestros lectores encomienden á Dios el alma del finado.
R. I. P.
IHPMalagueñas
Málaga - 2019